26 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 
Desilusión en el mercado

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) – Muchos ciudadanos salieron del capitalino mercado Cuatro Caminos como llegaron: con el bolso vacío y desilusionados. No resultó lo que se decía.

La concurrencia, superior a otros días, llegaba alentada por el artículo Nuevos aires soplan en Cuatro Caminos, aparecido en el diario Granma la semana anterior.

Todo se veía mejor organizado, más limpias las áreas, sin el acoso de los vendedores no autorizados. La desilusión radica en el choque con los elevadísimos precios y en el robo a la hora de pesar las mercancías. Una señora, propietaria de una pequeña cafetería, expresó: “Vine con mi esposo desde Guanabo a comprar carne de cerdo para mi negocio. Pero aquí está tan cara como allá. ¿Para qué comprarla en este lugar?”.

En el artículo de Granma puede leerse: “En sus portales y bancos permanecían en largas tertulias grupos de deabulantes, mientras salían al paso vendedores con sus múltiples ofertas de productos venidos de quién sabe qué lugares o por cuáles vías”.

Con jaba y bastón, Carmen Díaz, de 79 años, residente en Habana Vieja, llega al antiguo Mercado Único. Su sorpresa inicial parece corroborar lo afirmado en el periódico: “¡Qué limpiecito, ya se puede caminar cómodamente por los pasillos sin que te atropellen o te roben la cartera”.

La anciana, al salir, saca cuentas: “Un mango grande cinco pesos; un plátano macho tres o cuatro. Sólo pude comprar algunos macitos de especies, y un pedazo de calabaza, también muy cara. ¡Qué atraco con los precios y en las pesas! ¿Por qué  el gobierno no actúa contra estos bandidos autorizados, sí contra los ilegales, que se levantan muy temprano y compran a los abastecedores más barato, y de ese modo pueden vender a mejores precios para el consumidor?”.

La reparación general del viejo mercado no está a la vista, pero ha comenzado por los almacenes, de acuerdo al reciente programa de rehabilitación y saneamiento del edificio emprendido por el Poder Popular de la provincia. La planta alta, sin vida comercial desde hace varias décadas, está clausurada.

Por su valor arquitectónico, y la actividad comercial que allí se desarrollaba, el Mercado Único debe ser lo que fue. Tal vez las autoridades lo consideren como patrimonio de la ciudad, y por qué no, nacional. 

Situado en la zona capitalina conocida como Cuatro Caminos, el Mercado Único vuelve a ser asediado por los vendedores ambulantes, que no muestran sus mercancías, las ocultan lejos del lugar. Aquí, como en cualquier parte, el mercado es también plaza pública, igual que en otras épocas ya lejanas.

 

 

 

 

 
 
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