21 de mayo de 2008       VOLVER AL INICIO
 
 

Analistas: En el gobierno 'parece haber consenso' sobre la necesidad de eliminar la 'libreta'

La libreta de abastecimiento, vigente desde hace 46 años, podría caer bajo el peso de las transformaciones de la economía, reportó la agencia IPS citando a especialistas.

Según economistas consultados por IPS, en el gobierno "parece haber consenso" en cuanto a la necesidad de eliminar ese sistema de distribución igualitario, porque se considera que, si en algún momento jugó un papel importante, hoy es un elemento "anacrónico" que más bien se ha convertido en un elemento de inequidad.

Sin embargo, "no es algo que pueda hacerse de manera abrupta y, además, debe ir acompañado de una serie de medidas encaminadas a evitar un impacto traumático en determinados sectores de la población", dijo a la agencia el economista y profesor universitario Armando Nova.

"Hay que trabajar para eliminar esa forma de distribución que da a 11,2 millones de personas (la población de Cuba) lo mismo, aunque haya quien no lo necesite. Puede ser mejor subsidiar a personas y familias en vez de productos, pero dentro de un proceso muy bien pensado y de manera sistémica", añadió el experto.

La discusión sobre el tema aumentó luego de que Raúl Castro calificara de irracionales e insostenibles, en las actuales condiciones de la economía del país, los "millonarios subsidios" que suponen, entre otros, los productos distribuidos a través de la libreta de racionamiento.

Fuentes oficiales calculan en 1.000 millones de dólares el gasto anual promedio en productos para esa canasta básica, que se vende a precios subsidiados. Pero este año, se calcula que las importaciones totales de alimentos llegarán a 1.900 millones de dólares, debido al alza internacional de precios.

"La libreta no alcanza para el mes, pero al menos me asegura algunas cositas a bajo precio; arroz, algo de frijoles, azúcar, alguna proteína, y aún así la pensión se va en un suspiro. Si la quitan, ya te puedes imaginar", comentó Digna Pérez, profesora jubilada de 59 años.

Según Nova, diversos estudios indican que en la actualidad los alimentos que reciben las familias cubanas de manera racionada aseguran aproximadamente el 36% de las calorías diarias por persona y cubren unos 12 días del mes, mientras las proteínas no alcanzan para más de 10 días y las grasas, para nueve.

"La libreta no es ni la sombra de lo que fue en los años sesenta, ni constituye una fuente determinante respecto al consumo total de alimentos, pero tampoco es para despreciar", dijo el investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), de la Universidad de La Habana.

El sistema de distribución nació mediante la Ley 1.015, del 12 marzo de 1962, para sortear la escasez generada, entre otros factores, por la ruptura con Estados Unidos, principal abastecedor del país entonces.

"Se creó una situación compleja, que internamente podía ser explosiva, y la libreta cumplió su objetivo de asegurar a cada familia lo necesario para vivir. Hacia los años ochenta, gracias a esa forma de distribución normada y la existencia de un amplio mercado libre a precios accesibles, se pudo decir que Cuba había alcanzado un nivel de equidad único en América Latina", indicó Nova.

Pero a fines de esa década y principios de los años noventa, la desaparición de la Unión Soviética y del campo socialista europeo, entonces los principales socios políticos y económicos de la Isla, la privaron nuevamente de sus mercados fundamentales y la economía cayó en picada, con impacto dramático en el nivel de vida de los cubanos.

Hacia 1993, el consumo se redujo un 31% respecto a 1989, en tanto el producto interno bruto (PIB) bajó un 35%. La situación comenzó a revertirse en los años siguientes y, según datos oficiales, en 2000 el consumo total había crecido un 37%.

A fin de completar sus necesidades, los cubanos deben acudir a los Mercados Agropecuarios que, a precios muy altos, ofrecen en moneda nacional frutas, hortalizas, granos y cereales, carne de cerdo y otros.

Los demás renglones, igualmente imprescindibles, desde calzado, artículos de aseo personal y para el hogar, hasta electrodomésticos o muebles, tienen que adquirirlos —también a altos precios— principalmente en las llamadas Tiendas Recaudadoras de Divisa (TRD), que surten además alimentos ausentes desde hace mucho tiempo del sistema de racionamiento.

En las TRD funcionan en pesos convertibles (cuc), única divisa de circulación permitida y sin valor fuera de la Isla. El salario medio de los cubanos es del equivalente en moneda nacional a unos 15 cuc mensuales.

Nova consideró que "habría que trabajar por la unificación de todos estos los mercados e ir buscando un acercamiento que permita bajar los precios", como parte de una receta que debe incluir la eliminación de las "ataduras o nudos que traban el desarrollo de las fuerzas productivas".

En su opinión, eso requiere "cambios en las relaciones de producción" que faciliten el aumento de los rendimientos, particularmente en el sector agropecuario, y marchar "hacia la creación de una tasa de cambio en el ámbito empresarial que posibilite cerrar el ciclo productivo".

Expertos han señalado que entre los factores de desestímulo que pesan sobre los productores de alimentos, figuran la tasa de cambio de uno por uno (pesos cubanos por pesos convertibles) que se aplica en el caso de las empresas, y la falta de un mercado de cambio en el cual pudieran comprar divisas para importar insumos y equipos que les permitan mejorar la producción.

 

 

 

 
 
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