14 de mayo de 2008       VOLVER AL INICIO
 
 

Otra señal de autoritarismo en Cuba

LaNación.com

El gobierno de Cuba ha dado un ejemplo más de su fibra autoritaria al negarle a la joven e influyente blogger cubana Yoani Sánchez la autorización para viajar a Madrid a recibir allí el importante Premio Ortega y Gasset al periodismo digital. El hecho confirma que el apartamiento de Fidel Castro de la conducción de Cuba no se tradujo, como algunos suponían y ansiaban, en un aumento de las libertades.

Considerada por la revista Time una de las cien personas más influyentes del mundo, Sánchez no podrá recibir el galardón en reconocimiento a su calidad y coraje. La respuesta de las autoridades fue que necesitaban más tiempo "para estudiar" su caso.

El forzado retiro de Fidel Castro y su reemplazo por su hermano Raúl alentaron algunas esperanzas de que la lamentable situación de las libertades civiles y políticas, tanto tiempo negadas a los ciudadanos de Cuba, pudiera comenzar a mejorar en la isla.

Después de décadas de no haber adherido Cuba a las disposiciones del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas, aprobado por la comunidad internacional en marzo de 1976, de pronto el régimen de la isla decidió suscribirlo. Esa decisión fue naturalmente interpretada como una señal más de posibles cambios que ampliarían el ámbito de la libertad en una nación cuyo gobierno ha pisoteado, sin contemplación alguna, las libertades civiles y políticas de su pueblo por espacio de varias décadas.

Aquel pacto internacional garantiza expresamente, entre otras cosas, que toda persona tiene el derecho inalienable de salir libremente de cualquier país, incluyendo al propio. En contrapartida, aclara que nadie puede ser privado en forma arbitraria del derecho de entrar en su propio país. Dos libertades esenciales para la dignidad de la persona humana quedaron así aseguradas a todos los hombres y mujeres del mundo.

Lo mismo sucede con el llamado Pacto de San José de Costa Rica, de la Organización de Estados Americanos -de la que Cuba fue expulsada-, que garantiza idénticos derechos.

Pero lo cierto es que, pese a lo antedicho, la cruel dictadura cubana aún se burla abiertamente de lo que dicen las normas, incluyendo los tratados internacionales, cada vez que el régimen quiere atormentar a alguien, y muy especialmente a los disidentes.

Con el ensañamiento propio de los autoritarios, ahora el régimen negó el permiso a Yoani Sánchez con el cobarde argumento de que precisa más tiempo para analizar su caso. Al obrar así, desnaturalizó sin empacho la protección específica conferida al derecho de entrar y salir del país que ahora asiste a todos los cubanos por igual.

Una actitud lamentable, pero no sorpresiva, que es, a la vez, reprimenda e intimidación. Simplemente porque Yoani Sánchez no abraza el discurso único, propio de aquellos Estados que siempre creen tener razón y no toleran las críticas y, mucho menos, las disidencias. Se trata de regímenes que creen que las ideas de los demás pueden silenciarse y no vacilan en reprimir y coartar las libertades. Así ha ocurrido por décadas en Cuba y, según queda visto, sigue ocurriendo hoy.

 

 

 

 
 
CubaNet no se responsabiliza por el contenido de las páginas externas