14 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 
CRÓNICA
 

Kid Tunero: una gloria olvidada

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) – Evelio Mustelier, Kid Tunero, es una de las glorias del boxeo cubano. Inexplicablemente, a pesar de sus sonados triunfos dentro del ring, y de su vida sin tacha, se le mantiene en el olvido.

Nació en Victoria de Las Tunas (hoy provincia Las Tunas), en la zona oriental del país el 19 de mayo de 1919.  A los once meses de nacido el Kid, sus padres emigraron al municipio Banes. Allí el futuro campeón pasó su niñez y adolescencia.

“En la calle del Puente, sobre el techo de la bodega de Iglesias, dos muñecos movidos por el viento imitaban un encuentro de boxeo. Me obsesionaban. Uno era la efigie de Jack Johnson, y el otro la de Jess Willard. Cada vez que pasaba frente al establecimiento me detenía para observar ese combate sin fin que libraban día y noche aquellos endiablados púgiles de metal. Mientras los observaba germinó en mi mente la idea de ser boxeador, ágil y rápido, como la ilusión que ellos me producían” – cuenta Mustelier en su libro autobriográfico, hoy una rareza bibliográfica, publicado en Cuba en 1961.

Tenía ochos años cuando fue impresionado vivamente por los púgiles de metal. A nadie le hubiese pasado por la mente que quince años después, el 16 de enero de 1933, en París, Jack Johnson en persona, acompañado del también famoso campeón Al Brown, iría al camerino de Kid Tunero a felicitarlo por su triunfo de esa noche frente al francés Marcel Thil, a quien Mustelier acababa de destronar como monarca mundial de los pesos medios, ganándole los doce rounds del combate.

De origen muy pobre, el Kid tuvo que realizar los más disímiles oficios para subsistir y abrirse paso en el deporte de los puños. Eran los años del crack financiero en los Estados Unidos, que repercutió en Cuba y el mundo.

“He celebrado quince peleas y las he ganado todas”, había afirmado el joven Mustelier en el batey del central azucarero San Germán. Y aunque nunca había subido a un ring, se enfrentó  al boxeador local, Negro Chino, y ganó su primer combate. “Nunca me agradó mentir, pero esta era la oportunidad que no quería dejar escapar. Además, estaba cansado de perseguir un empleo que no acababa de encontrar”.

Luego efectuó varios combates en Oriente y en La Habana, donde se enfrentó a experimentados boxeadores, a quienes ganó, generalmente, por KO; entre ellos Bob Wellington, la Pantera de El Copey, la Pantera de Guanajay, Félix Ramos, Chic Su (dos veces), Genaro Carrasco y Battling Llanos. Perdió con la Pantera de Marianao, por debilidad. Llevaba dos días sin comer.

En La Habana Mustelier firmó un contrato para boxear en España. Después pelearía en París, Portugal, Italia. Entre sus contrincantes tuvo a los afamados Johny Cruz, Gerardine y Luis González, el Leñero.

Del boxeador español Álvaro Santos cuenta Tunero: “Me dio un golpe tan fuerte que vi miles de estrellas. Le hice una mueca de dolor que le sorprendió. En el siguiente asalto le gané por KO. Supe, al terminar la pelea, que durante el minuto de descanso le había dicho a su manager: no tengo con qué tumbar a ese negro, le di mi mejor golpe y se echó a reír”.

Risas y dolores son cosas tan cercanas que llegan a confundirse. El amor por su tierra natal se presenta de mil maneras, como cuando el Kid escribe: “Me sentía emocionado cuando, al entrar en un cabaret, al verme, la orquesta empezaba a tocar El manisero en honor a mi tierra”.

A Cuba regresó Mustelier en el fragor de la Guerra Civil Española. Cuando enfermó sus fuerzas no le dieron para continuar boxeando y se quedó en el terruño con la esposa y los hijos nacidos en Francia.

Según su amigo, prologuista del libro Kid Tunero dentro y fuera del ring, Zahonet Deulofeu, Mustelier paseó la bandera de su patria envuelto en glorias y llena de honores, por los cielos de muchos países de tres continentes. Ernest Hemingway declaró al periódico Prensa Libre, antes del combate de Kid contra Hanskin Borrow, el último de su carrera: “No le extrañará que uno de los hombres que más quiero sea Kid Tunero, gane o pierda con Borrow. Para mí es el atleta más completo que ha producido Cuba. Si aún quedan caballeros en la tierra, Tunero es uno de ellos. Es puro y simple, como el pan, como el oro”.

Mustelier ganó a Borrow. Y se refiriéndose al noveno round dice: “Pelée casi inconsciente; había dado todo lo que tenía y aún más. Cuando el referee me tomó de la mano, no sabía, no oía, ni veía nada”. Tuvo un infarto coronario. “Mi corazón había dado hasta el último esfuerzo que puede dar la maquinaria humana y, naturalmente, fue mi última pelea, que por poco me cuesta la vida”.

Días después, Kid Tunero visita a su amigo Hemingway quien, cordial y sonriente le dijo: “Me hiciste pasar un mal rato”.

 

 

 

 
 
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