8 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 
CRÓNICA
 

Las viejas cuentas de Ziegler (I)

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Lo que parecía ser otra de las comedias montadas por Fidel Castro en sus primeras reflexiones, resulto ser una situación real. El alza en los precios de los alimentos a escala mundial ha desatado la hambruna en varias regiones del planeta, principalmente en la parte sur de Asia y África subsahariana.

En Cuba, a pesar que el precio de los alimentos en los últimos 15 años ha fluctuado sobre lo alto, con o sin superproducciones de biocombustibles, la polémica internacional  calma el voraz apetito de la propaganda oficial.

La letanía sobre el alto precio del trigo, la soja, el arroz y el azúcar, logró sintonizarse con las altas cotizaciones del crudo a nivel mundial, que el martes 6 de mayo sobrepasó los 120 dólares el barril.

Esto pudiera ser el preámbulo para que se elimine nuestra canasta básica mensual subsidiada por el Estado, si se toma en cuenta como parte de los ensayos de Raúl Castro. De concretarse la eliminación de la cartilla de racionamiento, emblema de la equidad con más de cuarenta años, se consideraría el primer revés dentro del nuevo esquema raulista.

Con la venta normada de arroz, café, granos, azúcar y exiguas cuotas de pollo, el cubano resuelve la alimentación los primeros 10 ó 15 días del mes. El resto, a comprar a sobreprecio los productos liberados en los agro mercados o en las ferias organizadas a fin de mes por las cooperativas estatales y el Ejercito Juvenil del Trabajo (EJT). Las limitaciones en la compra las pone el dinero de que se disponga.

Es difícil no abordar el tema de los subsidios del Estado cuando se toca el tema. Preparar las jabas de yute y los carritos armados artesanalmente para abordar las bodegas los primeros días de cada mes y llevarnos toda la cuota de un solo golpe, es otra de las cotidianidades del cubano.

El pasado 30 de octubre, el ex relator de Naciones Unidas para el derecho a la alimentación, el suizo Jean Ziegler, calificó el bloqueo norteamericano de “violación del derecho internacional y de la soberanía nacional”.
Anteriormente, en ese mismo mes, Ziegler manifestó en Nueva York su oposición a la producción de combustibles a partir de alimentos.

Estados Unidos exporta hacia Cuba, a través de la empresa estatal ALIMPORT, algunos productos que se distribuyen de forma normada, como el pollo y el arroz.

Ziegler no se preguntó nunca qué se hace con las importaciones, una vez que los barcos tocan puerto cubano. No sabemos qué por ciento de pollo enemigo distribuye el Estado para tales “subsidios”. Sí le podemos decir al ex misionero Jean Ziegler que en las cacerolas cubanas se cocina media libra de pollo normado por persona cada mes.

Esa cincuentenaria revolución que visitó el ex relator a finales de octubre y principios de noviembre de 2007, vende el kilogramo de pechuga de pollo a 4.30 pesos convertibles en las tiendas recaudadoras de divisas, la mitad del salario promedio de un obrero cubano.

Desde principios de marzo el Estado estableció la venta de pollo liberado al precio de 18 pesos en moneda nacional por libra, aproximadamente unos 0.80 centavos en peso convertible. La mayoría de los establecimientos violan esta normativa, ofertando la libra de pollo a 20 pesos.   

No sé si existe similitud entre las cacerolas criollas y las subsaharianas. Ziegler debe estar enterado que no se muere un solo cubano de hambre. También, que tenemos la mejor “salud pública” del mundo.

No todos los cubanos cuentan con salarios en ambas monedas. La mayoría subsiste con el salario básico, con la opción “básica” también de robar o inventar algo extra. Eso no es hambruna, tampoco de fácil comprensión  para un relator.    

Ziegler creyó comprender la aparente equidad alimentaria en Cuba. En los muestreos a que se sometió, el ex relator para el derecho a la alimentación, valoró y tomó notas para luego sacar su propia conclusión.

 

 

 

 
 
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