5 de mayo de 2008       VOLVER AL INICIO
 
 

Un soldado pendenciero

Por Pablo Alfonso

El ex-Comandante en Jefe, degradado a “soldado de las ideas”, acaba de colocar una nueva reflexión en el mercado de la propaganda oficial.

Esta vez Fidel Castro pretende profetizar sobre la situación política en Bolivia y el futuro de su nieto adoptivo, el presidente de ese país Evo Morales.

Bajo el título de “Una prueba de fuego”, Castro se refiere al referendo autonómico que se celebra este domingo, 4 de mayo, en el Departamento de Santa Cruz y asegura que “a la hermana República de Bolivia, consagrada a preservar la salud, educar y garantizar la seguridad de su pueblo, le faltan días, o tal vez horas, para sufrir acontecimientos dramáticos”.

Antes de continuar con el tema, creo que es necesario tratar de explicar el marco del asunto. Digo el marco, no el fondo de un problema cuya complejidad es imposible resumir en unos cuantos párrafos.

Hay que comenzar diciendo que la consulta popular en Santa Cruz se refiere a la autonomía del Departamento, no a su separación de la República de Bolivia. Es una consulta autonómica no separatista. Los cruceños, partidarios de la autonomía, quieren limitar la tutela del Estado nacional, el control del gobierno central, quieren administrar en favor de su región, sus propios recursos. Todo ello sin volver la espalda a sus obligaciones con el resto del país.

La iniciativa fue aprobada hace poco más de dos años, en un referendo nacional donde la mayoría de los bolivianos aprobó la consulta de los Estatutos Autonómicos, como elemento vinculante a la nueva Constitución del país andino. Una Constitución que, por cierto, el gobierno de Evo Morales, hizo aprobar en un cuartel, para asegurarse el control de los constituyentes opositores a su gobierno.

Vale la pena recordar, además, que el propio Morales fue uno de los fervientes auspiciadores del proyecto autonómico, cuando encabezaba las movilizaciones de sus seguidores cocaleros y los militantes del Movimiento al Socialismo (MAS).

El referendo que hoy celebran los cruceños está dentro del marco de la legalidad y su realización fue aprobada por todos los bolivianos. Santa Cruz no es el único Departamento que busca la autonomía del gobierno central. Por ese mismo camino transitan, de momento, los Departamentos de Beni, Pando y Tarija.

El régimen autonómico es una novedad en América Latina, pero no es equivalente a separatismo. Sobran ejemplos, pero el más claro y cercano es el de España. El Estado español no ha dejado de existir, a pesar de la autonomía que disfrutan varias de sus regiones, como Galicia, Andalucía, y Cataluña, entre otras.

Lo que en realidad le preocupa al presidente Morales es que la autonomía de algunas regiones de Bolivia, le ponga freno a la centralización que necesita todo proyecto de control totalitario del Estado, bajo el esquema del socialismo leninista. Eso es lo que representa el MAS. La preocupación de sus aliados “albinos” -agazapados en la Alternativa Bolivariana de América (ALBA)-, es que el gobierno de Morales se desmorone, barrido por los autonomistas.

La Bolivia de Morales es quizás el eslabón más débil de la cadena que enlaza a los cuatro miembros del ALBA (Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia). Es también un importante eslabón estratégico por su posición geográfica y sus recursos energéticos potenciales.

Por eso el presidente Hugo Chávez, convocó de urgencia la pasada semana a sus colegas albinos, para firmar en Caracas una declaración política de apoyo a Morales.

Por eso el “soldado de las ideas”, Fidel Castro, lanza una aviesa advertencia, utilizando elementos retorcidos, sofismas y consignas desfasadas; que una vez tuvieron actualidad, allá por la mitad del siglo pasado.

Sin ánimo de entablar una “batalla” con semejante “soldado” –sería una guerra innecesaria- quiero citar algunas frases de esa manipuladora reflexión de Castro.

“En ese país, con los oligarcas de Santa Cruz a la vanguardia, cuatro de sus departamentos de los más fuertes económicamente, aspiran a declararse independientes y han proyectado, con el apoyo del imperio, su programa de consultas populares…”.

Falso. Ningún Departamento aspira a declararse independiente. Reclaman la autonomía y no el separatismo.

“Las Fuerzas Armadas, en virtud de sus funciones históricas en un país agredido y despojado del mar y otros recursos vitales, no desean la desintegración de Bolivia; pero el plan yanqui, pérfidamente concebido, es utilizar algunos sectores militares antipatriotas para librarse de Evo en aras de la unidad, algo que al apropiarse las transnacionales de las ramas productivas básicas, sería meramente formal”.

Tan falso como su anterior afirmación. Lo que pudiera motivar la intervención de las Fuerzas Armadas en ese proceso político, sería la negativa del gobierno de Morales a aceptar los resultados de los referendos autonómicos. Quien puede romper “la unidad” y llevar al país al caos son “los ponchos rojos”, organizados por Morales y armados por Caracas con el entrenamiento de La Habana.

No hay dudas de que, aún desde su aislada poltrona de enfermo, Castro dedica sus últimas horas a su pasatiempo revolucionario preferido: Fomentar la subversión y las intrigas políticas.

 

 

 

 
 
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