5 de mayo de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 
CRÓNICA
 

La unidad musical del Caribe

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Hay una corriente que une al Caribe y circula por las venas de sus habitantes. Es el influjo de su música lo que los une más que otros aspectos. Varios factores hicieron falta que se desarrollaran para que naciera pujante esta corriente musical que aún no se detiene.

Primeramente fue la inmigración forzada de africanos como fuerza de trabajo en las plantaciones de la región. Luego, el aporte cultural impuesto por los amos –los blancos europeos y sus descendientes-  obligaron a los negros a reconocer el mundo de corcheas y armonías como suyo.

Pero la sangre africana en las venas de los inmigrantes y sus creencias reprimidas en sus almas fueron más fuertes que un pentagrama para encerrar la emoción desbordada por el sufrimiento de la esclavitud.

Una gran explosión provocó las primeras ondas de expansión musical en la cuenca del Caribe, y fue la Revolución de Haití. Esta profunda conmoción social trajo como consecuencia que centenares de refugiados franceses blancos y cierto número de sus esclavos encontraran abrigo en la región oriental de la isla de Cuba y los más pudientes llegaran hasta Nueva Orleáns, Luisiana, en 1809. 

A partir de esa fecha se produce una carrera de la música en la cuenca del Caribe. En Santiago de Cuba, por ejemplo, los bailes de los franceses se suceden en salones como El Tívoli, donde las contradanzas se imponen tocadas por músicos negros. Por ese puerto viaja la contradanza a México, Venezuela, Puerto Rico.

Luis Moreau Gottschalk, pianista virtuoso nacido en Nueva Orleáns, compuso en La Habana una sinfonía titulada Una Noche en el Trópico y en ella  ya se siente el mestizaje de ritmos proveniente del  Caribe negro. Viaja por Cuba, Puerto Rico, Martinica, y ante el público europeo presenta una música propia de la mezcla caribeña. Años más tarde, surge en Matanzas el danzón, y algo así como un gemelo, en los Estados Unidos, el Ragtime y la música precursora del jazz en Nueva Orleáns. La música favorita de los bisoños peloteros cubanos es el danzón; mientras, que en los EEUU,  el Ragtime marca los jonrones.

La ocupación norteamericana en Cuba trae músicos negros de New Orleáns en  las bandas militares y ellos entran por la región oriental de la isla. De allí, escuchan y  beben al compás de los ritmos de la región.

No obstante, es el siglo veinte con sus avances tecnológicos, el que contribuye a la difusión de la música del Caribe y al entrecruzamiento de sus corrientes y variantes.

El inicio del siglo veinte está marcado por la incorporación de músicos cubanos a bandas de Dixieland, como sucedió con la banda de Jack Laine, Reliance Brass Band. Ya en el año 14, aparece St.Louis Blues de W.C. Handy, basado en una habanera.

Entre los años 20, 30 y 40 numerosos músicos cubanos y bandas musicales con sus giras, influencian decisivamente al jazz y se produce una retroalimentación notable en ellos, que sirve al surgimiento de un movimiento nombrado “feeling” que llega hasta nuestros días. También en el presente, el jazz latino contribuyen a enlazar la cuenca del Caribe y extiende su influencia hasta tierras brasileñas por el Sur y hasta Nueva York por el Norte.

Músicos de Cuba, Puerto Rico, Jamaica, República Dominicana, Colombia, Panamá, EEUU y Brasil dan cuenta de una expresión musical que tiene su fuente original en la cuenca caribeña, en ellos el elemento musical de origen afro es primordial.

 

 

 

 
 
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