1 de mayo de 200       VOLVER AL INICIO
 
 

Cuba, ¿hacia una reestructuración agraria?

By OSCAR ESPINOSA CHEPE

...la distribución de la propiedad y el cambio de tierras estériles en tierras productivas, aunque lastime preocupaciones de partidos y añosos intereses tradicionales, es causa inmediata de la riqueza del país, lograble fácilmente con la creación de muchos pequeños propietarios...

 

José Martí

La Habana -- Si en algún tema existe un amplio consenso en Cuba, es el referente a la necesidad de una urgente reestructuración agraria que saque al país de la peligrosa crisis alimentaria en que se encuentra.

Desde el presidente Raúl Castro y otros altos dirigentes hasta el más simple ciudadano están conscientes de que resulta indispensable un cambio radical en la agricultura. Hoy Cuba importa el 84% de los alimentos que consume, mientras que la mayoría de las tierras cultivables están ociosas o subutilizadas en grado máximo.

Resultan alentadores los anuncios de que se iniciarán reformas mediante la entrega de tierras y recursos a quienes deseen cultivarlas, así como la descentralización de las instituciones encargadas de dirigir la agricultura mediante la creación de entidades municipales más cercanas a los productores. Sin embargo, todavía no se conoce en detalle cómo se realizará la apertura, ni las formas como se entregarán las parcelas, aunque se avizora la probable entrega en usufructo. Variante que en una primera etapa sería aceptable si se garantizara la permanencia en la tierra a los nuevos agricultores y la cesión a sus descendientes, así como si las áreas otorgadas pudieran cultivarse y comerciarse las cosechas en un ambiente de libertad.

Tampoco se ha informado la cantidad de tierra que será entregada a cada persona. Existe el riesgo de que sean cantidades insuficientes, que no permitan la debida rotación de los cultivos y la aplicación de la técnica a una escala rentable, lo cual crearía una fragmentación lesiva al futuro agrícola.

En un país regido estrictamente por un único partido político, está presente el peligro de que en las entregas de tierra prevalezcan criterios clientelistas e ideológicos en vez de la búsqueda de personas emprendedoras, decididas a producir alimentos en forma racional, eficiente y sustentable.

También se ha hablado sobre medidas para mejorar la comercialización de los productos del campo, pero sin especificar cómo serán aplicadas. Hoy un alto porcentaje de los productos agrícolas se pierde en los campos por no ser recogidos a tiempo, y muchos acopiados se deterioran en el trayecto al consumidor.

En cuanto a las grandes áreas de tierras ociosas o mal utilizadas, existen organizaciones como las Uniones Básicas de Producción Cooperativas (UBPC) que nacieron con ''problemas genéticos'', según señalara un economista cubano, ya que se establecieron sin tener en cuenta las opiniones de sus supuestos creadores y miembros. Estas 1,500 falsas cooperativas creadas arbitrariamente el 20 de septiembre de 1993, poseen 2,489,200 hectáreas, de las cuales la quinta parte está ociosa y el 31% son pastos naturales en muy mal estado. Los rendimientos agropecuarios obtenidos en sus cosechas son sumamente bajos, salvo excepciones, muy por debajo de los logrados por agricultores privados, a pesar de contar con más recursos. Todo esto provoca que el 60% de las UBPC se hayan mantenido con altas pérdidas económicas desde su fundación, requiriendo constantemente asignaciones financieras del presupuesto --casi siempre irrecuperables-- para continuar una ineficaz gestión nociva a los intereses económicos de la nación.

Cuando se habla de repartir las tierras entre quienes deseen cultivarlas, las UBPC son fuente de tierras para distribuir, incluyendo la posibilidad de que algunas áreas puedan ofrecerse a la inversión foránea. Recientemente la ministra de Inversiones Extranjeras y Colaboración Económica, Marta Lomas, afirmó que el gobierno estudia ampliar las inversiones extranjeras en la agricultura y desmantelar las cooperativas campesinas ''totalmente ineficientes'' como parte de las medidas para aumentar la producción de alimentos. Añadió que ''estamos actualmente estudiando algunas propuestas de negocios en la agricultura.'' Esta noticia es positiva, pues Cuba también necesita capital, mercados y tecnología para modernizar el sector agropecuario. En particular la obtención de tecnología avanzada debería priorizarse.

Habría también que movilizar fuentes internas de recursos financieros, mediante la creación de esquemas ágiles, como organizaciones bancarias especializadas en el sector agropecuario, donde el estado podría participar activamente con sus fondos para ofrecer préstamos y otros servicios.

Objetivamente, no existe contradicción entre crear una sólida base de productores nacionales de alimentos y la inversión extranjera. Por el contrario, la participación foránea en nuestros campos, correctamente seleccionada y sobre la base del respeto a nuestros intereses, podría incidir en el incremento de la eficiencia y la productividad en la producción de caña de azúcar, arroz, hortalizas, viandas, frutales, granos en general, leguminosas, plantas oleaginosas, leche y carne.

Tampoco debe excluirse la inversión extranjera en la comercialización de los productos agropecuarios junto a las empresas del gobierno y la iniciativa privada nacional. Cuba no tiene suficiente capital, tecnología ni mercado, por lo cual deberá recurrir sin absurdos prejuicios a racionales dosis de participación extranjera sobre bases justas. Asimismo, siempre que sea posible, deben promoverse vínculos directos entre los productores agropecuarios y los grandes consumidores, como pueden ser las cadenas turísticas nacionales y extranjeras, evitándose de esa forma intermediarios innecesarios.

La reestructuración agraria requiere urgente aplicación. Condiciones para triunfar existen: tierras ociosas y personas capacitadas. Sólo deben abandonarse obsoletas concepciones y establecer un ambiente promotor del trabajo y la creatividad.

 

Economista y periodista independiente cubano.

 

 

 

 
 
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