<%@LANGUAGE="JAVASCRIPT" CODEPAGE="65001"%> Más plazas que desvinculados

Más plazas que desvinculados


ALBERTO NÚÑEZ BETANCOURT


"Puede parecer una paradoja, pero más bien se trata de la complejidad que caracteriza a una gran urbe: Ciudad de La Habana presenta un índice de ocupación de un 78% de su población económicamente activa empleada, y una tasa de desocupación de un 3%.


Sin trabajar es imposible el desarrollo del país.
Pero esas cifras no pueden dejar complacencia. Sobre todo cuando uno conoce que hoy día existen más plazas en oferta que cantidad de desvinculados del trabajo.
Estudios recientes realizados por funcionarios de la Oficina Nacional de Estadísticas señalan que un 20% de la población de la provincia en edad laboral no trabaja.
A juicio de Odalys González López, directora de Trabajo en la capital, la contradicción fundamental se da en que actualmente las plazas vacantes existentes abarcan todas las categorías laborales. Partimos -explica- de que todos los empleos son dignos y en el presente se revisan los sistemas de pago de cada uno de ellos, pero llama la atención que más allá de los puestos en servicios comunales, construcción y agricultura, permanecen sin ocuparse otros considerados de más calificación.
La respuesta repetida en el momento del pesquisaje realizado por trabajadores sociales de "no trabajo porque no me pagan bien", "mi mamá y mi papá me mantienen" o el "negocio¢ me da más", invita a meditar.
¿Cómo resolver el complejo problema de la doble moneda y el desarrollo del país sin producir ni elevar la calidad de los servicios?
Durmiendo mañanas y estando "ociosos" en las aceras y portales no es el camino. Duele pensar que el Estado se esmera en brindar, sin límites, niveles educacional y de instrucción a los individuos y luego la sociedad no recibe la adecuada compensación de buena parte de estos.
Solo un ejemplo: de los 17 610 graduados de la enseñanza técnico-profesional en Ciudad de La Habana el pasado año, 3 015 no se presentaron a la ubicación determinada y un número cercano a 200 se retiró del puesto de trabajo a los pocos meses de iniciarse en él.
El hecho se hace más lamentable si tomamos en cuenta que la capital posee una fuerza de trabajo calificada. Entre la población económicamente activa, el nivel medio superior representa el 54,2%, mientras el superior alcanza el 19, 4%.
Al cierre de enero se reportaba un total de 3 494 técnicos de nivel medio sin trabajar. Entre tanto 7 301 plazas relacionadas con la economía esperan en los centros laborales, y así en otras especialidades. En cuanto a obreros, el Ministerio de la Construcción en la Ciudad demanda unos 6 000, número que con seguridad se multiplicaría si nos proponemos darle un impulso real a la construcción y el mantenimiento de viviendas, y asumirlo con personal propio.
La historia del insuficiente número de capitalinos en sectores como la educación, la construcción y la policía, se repite ahora con los choferes necesarios para cubrir los ómnibus metropolitanos que comienzan a reanimar el transporte en el territorio.
Llama la atención que ante tal reclamo, ni siquiera buenas ofertas se completan. La plaza de choferes de ómnibus articulados concibe un salario básico de 315,00 en moneda nacional, con un monto adicional si se cumple con el plan de viajes y de recaudación y otros requisitos, así como por concepto de antigüedad en la función. Además de recibir 13,00 CUC.
Odalys y Arián Piñero Álvarez, subdirector de empleo en Ciudad de La Habana, coinciden en la necesidad de eliminar trabas establecidas por organismos e instituciones que impiden otorgar plazas por no cumplir un requisito perfectamente soluble a partir de una oportunidad de superación y de habilitación una vez empleada la persona.
Los especialistas entienden que si se crean condiciones y motivaciones, el número de empleados crece, porque entre los desvinculados, alrededor de un 45% realiza gestiones para trabajar, lo cual indica que la realidad no es apocalíptica.
A los renuentes al trabajo, porque plantean que son remunerados de manera insuficiente, cabe preguntar: ¿puede lograrse productividad con varitas mágicas? Para estos, y como principio general, tendrán que idearse fórmulas que hagan del trabajo una necesidad imperiosa.
Aquellos que exigen resultados sin aportar desconocen el tremendo desafío por sustituir importaciones, sobre todo en el terreno alimentario, pues el constante aumento de los precios de estos productos en el mercado internacional llevó a nuestro Estado a erogar más de 1 000 millones de dólares durante el año 2007.
Una vez más está planteado el dilema ¿quién llegó primero: la gallina o el huevo? En este caso todo está claro. Tiene que llegar primero la fuerza ocupada para luego impulsar la producción, mejorar los servicios... Entonces, en el terreno, y no desde las gradas, resolveremos los esenciales problemas económicos y financieros que nos agobian.
Si no se trabaja, y se hace bien, nunca será posible"