Crónica          
21 de marzo de 2008

Pactos secretos

Juan González Febles

LA HABANA, Cuba, marzo (wwww.cubanet.org) - En fecha reciente, el gobierno cubano promocionó su decisión de firmar toda una serie de pactos con la Organización de Naciones Unidas. Los compromisos contraídos abarcaron áreas tan sensibles como pueden ser, la de los derechos civiles, políticos, culturales y sociales. Lo más singular en todo este asunto, es que no se ha divulgado absolutamente nada sobre los mismos. El pueblo no sabe qué es exactamente lo que el gobierno cubano firmó y cómo le afectará.

Desde 1948, Cuba es signataria de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No obstante que suman cientos los activistas encarcelados por defender la letra y el espíritu de dicha Declaración en Cuba, ni los medios al servicio del régimen cubano ni ninguno de sus funcionarios han aclarado en qué forma va a incidir la firma de estos nuevos instrumentos, en la vida diaria de la Isla.

Los nuevos pactos parecen materiales censurados o para futuras censuras. Quizás nos encontramos en la alborada de otra nueva oleada de arrestados o clasificados para “pateaduras fraternales” por tratar de dar a conocer lo que el gobierno cubano ha firmado y oculta a la opinión pública. Oficialmente, no se ha dicho una palabra sobre el contenido de lo que se firmó y esto es muy significativo.

La entrevista que realizó la periodista Rosa Miriam Elizalde a uno de los jóvenes que interpeló al Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, fue publicada en la edición digital de Granma. No se dijo ni una palabra sobre el tema en la versión tabloide al alcance del pueblo. Todo quedó en lo de siempre: manipulación y ocultación de la verdad.

La medida que libera la venta de toda una amplia gama de efectos eléctricos a la población y que incluye entre otros, computadoras y telefonía celular, también fue dada a conocer al extranjero desde Granma digital. Se pretendió que el pueblo, privado de acceso libre a Internet, quedara fuera de esta, como de otras informaciones.

Lo cierto es que a menos de 48 horas de la sesgada proclamación de las nuevas medidas, la gente ya lo comenta en las calles. Y lo mejor: se pregunta por qué “esta gente esconde la bola”.

La respuesta es fácil. El gobierno sabe que no fue la promocionada Perestroika quien acabó con el comunismo en la antigua Unión Soviética. Lo que terminó con aquello fue la Glasnot y punto. Es precisamente a esta transparencia informativa a la que temen.

Lo primero que habría que exigir al gobierno cubano, mediante la presión de esos factores externos europeos que acompañan al régimen cubano en su difícil tránsito a formas más adecuadas de gobernabilidad, es simplemente transparencia. Que digan alto y claro al pueblo lo que tiene derecho a saber. Nos referimos a esos “factores externos europeos” porque el no respeta al pueblo de Cuba. También porque su inviabilidad en términos de dirección económica, lo coloca en la difícil y vergonzosa posición de aceptar lo que nunca hubieran aceptado. Todo en aras de preservar el apoyo de los futuros y potenciales relevos en el sostenimiento de su absurdo sistema.

Que los pactos secretos dejen de serlo y que las “medidas liberalizadoras” que tome el gobierno sean informadas a la población en tiempo y forma, con la inmediatez requerida en todo su alcance y no de forma limitada.

Los estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) y de la Escuela de Inteligencia y Contra Inteligencia ‘Hermanos Martínez Tamayo’, que bajan de Internet trabajos de este corte, los leen y los distribuyen entre los suyos, tienen una sugerencia para interpelar en familia al próximo figurón que los visite.

Los internautas clandestinos que revisan los sitios sobre temas cubanos y bajan, imprimen y distribuyen los trabajos “más calientes” tienen un punto para futuras demandas. Basta ya de secretismo y pactos secretos a espaldas del pueblo. El momento es de transparencia.

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