Oportunidades

Juan Carlos Linares

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - La cultura popular por sí sola no será el remedio de nuestros males. Hoy pesan tanto como cultura e inteligencia las oportunidades individuales de que puedan gozar los cubanos.

Sin oportunidades económicas, políticas y civiles, la sociedad carece de sentido. Tal vez porque los humanos aún pensamos individualmente, pero obramos en colectividad. Cuando se amplía la gama de oportunidades se otorga mayor libertad ciudadana, y esto permite asimilar mejor la importancia del colectivismo. Concíbase por libertad ciudadana el espacio legal al cual tiene derecho toda persona.

La estrategia de Fidel Castro fue contener y manipular las oportunidades individuales, arruinando con ello el desarrollo de la nación. Tanto así, que incurre en un programa quimérico el sucesor honesto que intente hacer progresar a Cuba con fidelismo.

Pese a que Cuba continúa bajo el manto de la misma gerontocracia, el cambio de nombre ya es un CAMBIO. De ningún modo es igual pronunciar Fidel que Raúl. Cualquiera diría que el segundo hasta suena terrenal, en cambio, el primero a gracia y desgracia celestial.

Últimamente los cuchicheos van y vienen por las calles de Cuba: oportunidades para negocios privados, que si van a despenalizar regulaciones absurdas. Lo que se aprecia que cambia es la cultura de robar al Estado. Esta apreciación sin parentesco gubernamental se sustenta en que cada día en la industria hay menos mercancías que almacenar, y que la carestía que se percibe restringe el comercio clandestino del que vive una buena parte de cubanos.

Fidel maquinó pertenecer al macro mundo, importándole demasiado la política internacional y muy poco la administración nacional. Especulan que Raúl, al contrario, tiene más los pies  en tierra cubana, y que optimiza mejor los recursos económicos internos. Infelizmente sea cual fuere la causa, el desfavorable efecto del "no se de qué voy a vivir" cae en la población. Faltan oportunidades objetivas.

Desandar hacia el sostenible bienestar material de Cuba es obra de mandatario valiente que, sin pedir consejos al antecesor, impugne con sus actos un viejo axioma que sigue perturbando este dominio, el cuál sentencia que "fuimos colonizados por corsarios y piratas y corsarios y piratas nos gobiernan todavía".