Crónica          
17 de marzo de 2008

Las fábulas de Pedro en la Feria del Libro

Kallan Poe, APLA

CIEGO DE ÁVILA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - En esta provincia la Decimoséptima Feria Internacional del Libro dijo adiós, y fueron los libros para niños los más comprados por los padres, quienes batallan porque sus hijos no pierdan la inocencia y se conviertan en violentas criatura.

Para Pedro, un humilde campesino que cría a su hijo como buen cristiano, buscar entre los libros los clásicos personajes de esos cuentos que todos quieren leer y releer fue como encontrar una aguja en un pajar. Pedrito, de 8 años, ya había disfrutado de la actuación de un proyecto infantil que recorre la Isla bajo el nombre de La Colmenita, y donde los duendes de la infancia sí están presentes, por lo que su insistencia ponía en aprietos al pobre guajiro, que no le quedó otro remedio que improvisar unas fábulas asombrosas, grabadas quizás en su subconsciente, acercándolas lo más posible a la realidad cubana, y que dejó boquiabierto a su Pedrito y otros amiguitos que, curiosos, se fueron acercando al campesino.

Mira, hijo, la Cucarachita Martina no se deja ver por nadie, dicen que tiene los ojos hinchados de tanto llorar. La última vez que encontró una moneda salió corriendo para la tienda de la esquina, a comprarse una caja de talco. La dependienta le dijo con mucho dolor que allí se vendía en "chavitos", y ella traía pesos, que no sirven para casi nada.

Pulgarcita, luego de huir del charco de los sapos, donde la querían casar con un verde y corpulento galán, ayudó a la golondrina a reponerse de un accidente, y como premio la llevaron al país de las oportunidades, donde se casó con un Príncipe Azul, y sólo viene a Cuba una vez cada tres años a visitar a sus familiares.

Blanca Nieves, Cenicienta y Ricitos de Oro quisieron seguir el ejemplo de Pulgarcita y buscarse otro Príncipe Azul; pero desde hace diez años vagan
por los centros nocturnos de la Habana y Varadero sin resultado alguno.  El Camarón Encantado, según se cuenta, vive clandestino por problemas
ideológicos, y a Meñique lo tienen preso porque se niega a decir donde escondió el hacha mágica, único instrumento capaz de acabar con la
epidemia de marabú, arbusto que amenaza con sepultar los campos de Cuba bajo sus espinas.

Y los personajes del Príncipe y el Mendigo, junto a Robin Hood, acaban de hacer una demanda a la Unión de Escritores, ya que existen algunos interesados en cambiar los finales de ambas historias; a los primeros los meten de cabeza en la organización de pioneros,  y al segundo lo hacen militante comunista, lo cual ha traído serios problemas de personalidad y choques con el resto de la banda en el apacible bosque de Sherwood. 

Lady Mariam y el inseparable amigo del Fraile Tuck, han hecho que este visite al psicoanalista para recibir terapias porque comenzó a quitarles a los ricos para darles a los pobres y lo quieren juzgar. Bueno, y ahora a tomar helado, porque aunque este cuento no está acabado, si sigo hurgando entre los perdidos puede aparecer uno de esos magos que todo lo desaparecen, y vamos a ir a parar al país de Nunca Jamás.

 

 
 
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