Crónica          
11 de marzo de 2008

Viejas cuentas pendientes

Frank Correa

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - En la recién finalizada Feria Internacional del Libro de La Habana se presentó un volumen de ensayos muy interesante. Se titula Polémicas culturales de los 60. Selección y prólogo de Graciela Pogolotti, Premio Nacional de Literatura.

Este libro recoge algunas de las polémicas fundamentales entre escritores y directivos de la cultura, que constituyen novedad, sobre todo para las nuevas generaciones que no vivieron los convulsos años de principios de la revolución y pueden conocer cómo se debatían los problemas abiertamente en los medios informativos.

La primera gran polémica se titula Sobre Cultura y estética en la revolución, y refiere a las conclusiones de un debate entre cineastas cubanos efectuado durante los días 4, 5 y 6 del mes de agosto de 1963, con el propósito de discutir aspectos de los problemas fundamentales de la estética y sus vínculos con la política cultural. Este debate trajo un largo contrapunteo donde se vieron involucrados Edith  García Buchaca, Alfredo Guevara, Jorge Fraga, Julio García Espinosa, Tomás Gutiérrez Alea y Juan J. Flo.


La segunda polémica Políticas culturales, surge a raíz de una carta enviada por el actor Severino Puente a la redacción del periódico Hoy en su sección Aclaraciones, con respecto  a un nuevo tipo de película que exhibían las salas cinematográficas, en las que se muestra la corrupción de algunos países. Según Puente, estos filmes no eran educativos.

Con la respuesta de Alfredo Guevara sobre las películas que debían exhibirse en Cuba, comienza una intensa contienda entre el periódico Hoy, el Consejo Nacional de Cultura y el ICAIC, que peligrosamente roza el carácter de disputa política y cuestionamientos de atribuciones, y la reinterpretación de los fundamentos marxistas. No olvidar que se trataba de Blas Roca, un viejo luchador comunista, el director del periódico Hoy; mientras que  Alfredo Guevara, presidente del ICAIC, era sólo un joven intelectual presuroso.

En la tercera polémica: Sobre la novela de la revolución, José Antonio Portuondo, Premio Nacional de literatura 1986 y Ambrosio Fornet, son quienes se diluyen en una confrontación didáctica de réplicas, contra réplicas y disertaciones, por el mero ejercicio de establecer el conflicto generacional tan acusado en aquel tiempo. Enmarcan, clasifican y repasan las escuelas  y tendencias latinoamericanas y europeas, buscando la gran novela del nuevo ciclo que vive la historia de Cuba. A estas alturas, el eminente crítico que fue Portuondo y el actual Fornet deben estar esperando todavía por lo mismo.

Sobre el Puente es la última polémica, propiciada por el escritor Jesús Díaz, en aquel momento director de El caimán Barbudo. En su respuesta a Encuesta sobre generaciones, donde luego de una contundente polarización del concepto de generación ataca abiertamente a Ediciones El Puente. Hay que recalcar que, en general eran malos como artistas.

A lo que siguió la respuesta de Ana María Simo, defendiéndose  enérgicamente contra la irreverencia de Jesús Díaz: “Ediciones El Puente se responsabilizó durante los años más difíciles con el único medio de expresión generacional. Nos comprometimos abiertamente mientras muchos prefirieron abstenerse, observar, ir incubándose bien seguros, algunos desde aulas universitarias. Nosotros fuimos los primeros en dar fe de vida de nuestra generación. Creamos prácticamente de la nada la conciencia en las generaciones mayores, que existía una que necesitaba un vehículo propio de expresión y ojala las energías del director del Caimán Barbudo no se agoten en quemar en la hoguera de la inquisición a quienes, péselo o no,  somos sus compañeros de generación, o en decir a priori quiénes en esta contienda ideológica y estética quedarán del lado de la revolución y de la alta cultura y quiénes no.

Sabemos hoy quiénes quedaron y quiénes no, como también sabemos que estas no son todas las grandes polémicas con relación a la estética, ni a la ideología, y mucho menos en torno al arte y a la creación, que han repercutido en estos años de historia, pero sí algunas muy representativas que expresan el carácter apasionado y beligerante de nuestros artistas. Y sobre todo, este libro de Graciela Pogolotti nos devela unos años dónde los medios estaban abiertos al debate y se abrigaba la posibilidad de disentir de un criterio o una estrategia, incluso replicar. Y lo que es más asombroso, contra replicar si todavía uno no quedaba totalmente convencido.

 

 
..... Entrevistas Cubanet
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.