Crónica          
10 de marzo de 2008

Premeditación y alevosía

Guillermo Fariñas Hernández, Cubanacán Press.

SANTA CLARA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - El asalto al cuartel Moncada es la primera derrota convertida en victoria, según  la historiografía de la Revolución Cubana. Esta afirmación la han escuchado sistemáticamente varias generaciones de cubanos. Por eso los observadores se sorprenden ante las reflexiones de Fidel Castro del  pasado 4 de marzo.

 “El imperialismo –escribe- acaba de cometer un monstruoso crimen en Ecuador. Bombas mortíferas fueron lanzadas en la madrugada contra un grupo de hombres y mujeres; que casi sin excepción, dormían.  Las acusaciones concretas contra ese grupo de seres humanos no justifican la acción”.

Los ciudadanos, junto a analistas internacionales avezados en la historia de Cuba, se preguntan con suspicacia y bastante asombro: ¿Acaso los soldados del Ejercito Constitucional atacados por los hombres al mando de Fidel Castro el 26 de julio de 1953 no dormían también?

El apoyo que la clase militar de la isla le daba al General Fulgencio Batista era un crimen tan cruel y las acusaciones tan concretas que pudieran justificar la acción encabezada, planificada y premeditada por Fidel Castro.

Siguiendo en la cuerda de la ciencia que narra y recopila los hechos y sucesos dignos de ser guardados en la memoria, no dejan de ser pocos los que recuerdan que a tenor con la monstruosidad de atacar a personas dormidas, los subordinados de Fidel los agredieron con las armas en la mano, pero vestidos con el uniforme de los atacados.

Don Matías Cantero, un octogenario jubilado, en su diaria e informal tertulia en el parque Vidal de Santa Clara, expresó: “Si alguien no debe condenar la acción del presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, ese es el ahora “Compañero Fidel”, pues él hizo lo mismo en Santiago de Cuba cuando atacó el cuartel Moncada”.

Tanto Hugo Chávez como los presidentes de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, necesitan exacerbar en sus ciudadanos el chauvinismo. Es el único modo de desviar la atención de los desastres económicos en los que han sumido a sus países.

Remitimos a los lectores a otra de las “Reflexiones”; la del 3 de marzo: “Se escuchan con fuerza en el sur de nuestro continente las trompetas de la guerra, como consecuencia de los planes genocidas del imperialismo yanqui”. Y termina: “¡Nada es nuevo! ¡Todo estaba previsto!”

 

 
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