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7 de marzo de 2008

Cuestión de generaciones

GLORIA LEAL

Toda experiencia vital es personal e intransferible.

Es inútil tratar de explicar a una generación anterior o a una posterior la experiencia personal de cada cual. Desde que nacemos, estamos sometidos a unas circunstancias específicas, a un tiempo, a un ambiente, a unas lecturas, a una enseñaza, a unos cánones y valores que pertenecen a un sistema de creencias, de vivencias y de situaciones que sólo esa generación mientras crece y experimenta, asimila y practica, adquiere consciente e inconscientemente. Y eso es totalmente imposible transferir a otros que no han vivido ni sufrido ni gozado ese tiempo al mismo tiempo.

Por eso es tonto explicar a otra generación cómo ésta o aquélla piensa, siente, opina, cree, practica, habla y vive. Más si aquel que vive ese tiempo recibe un shock intelectual y emocional de tal proporción que su vida le cambia de la noche a la mañana con un cambio de país, de cultura, de economía, de separación familiar, de costumbres y de lejanía y soledad inconmesurables.

Si no se ha vivido en carne propia, no se puede explicar ni transmitir la experiencia de separarse de una tierra y un hogar donde fuiste totalmente feliz, sin preocupaciones ni angustias, donde todos en la familia tenían un trabajo, y un pueblo entero se trataba con cordialidad y respeto, sin rencores ni artimañas, donde todos disfrutaban de fiestas, compartían tradiciones y celebraciones, donde no faltaba el pan ni la luz ni el agua.

Dice Ana Menéndez (The Miami Herald, 24 de febrero del 2008): ``To begin the tough conversation within our own families... and discuss them in the intimacy of our homes''. No entiendo cuando escribe que ha llegado el momento de conversar con los padres de Miami, entre la generación que llegó en la década del 60 y sus hijos y nietos. ¿Qué es lo que hay que hablar? Si ahora esa generación que tiene 45 años ha despertado a la realidad de un futuro de Cuba, es torpe y absurdo enfrascarse a discutir ¿qué? ¿el futuro de Cuba?

¿Qué futuro? ¿El que va a vivir su generación y las próximas?

El papel que juegue esa generación criada en Estados Unidos lo determinará solamente esa generación. Ese papel, si alguno, sería además sin importancia. En Cuba hay 11 millones de cubanos que serían los que decidirían el futuro de la isla, a partir de sus experiencias, cultura y costumbres, conocimientos, ideas y proyectos. Sólo el número abrumador de personas que allá viven, da la medida de quiénes serían los que elaborarían y desarrollarían el futuro de esa nación. Los de este lado de la orilla tal vez podrían participar con sus conocimientos e inversiones, si es que deciden invertir allá. Podrán ofrecer sus servicios de banqueros, programadores, ingenieros, organizadores empresariales, en plan de colaboración. Podrán integrarse poco a poco en esa sociedad que ha vivido un sistema socialista disparejo y disconexo y una experiencia vital totalmente diferente a la que han vivido aquí sus pares, hijos de exiliados.

Eso de hablar dentro del seno de la familia del exilio histórico, entre las dos o tres generaciones que viven en Miami es puro nonsense. No hay nada que hablar. Ya esa generación anterior vivió su vida, soñó sus sueños, esperó el futuro y el futuro no llegó, ya a ellos todo les falló, hasta la esperanza.

¿Qué quieres hablar? ¿Que piensas distinto a ellos? Por supuesto. ¿Que no crees en el embargo? Tienes todo tu derecho a creer lo que quieras creer. ¿Que te molesta que hablen en pasado? ¿Que quieres que dejen de soñar en la Cuba que fue? ¿Que esa Cuba no se repetirá? No, no los ofendas, déjalos que sueñen, hablen, recuerden. Piensa tú como quieras, haz, hagan lo que tengan que hacer. Para eso son libres. Cada experiencia de vida es personal e intransferible, y las experiencias de una generación nada tienen que ver con las de otra. Ellos creyeron en un sueño, en el sueño del regreso sin Fidel, y su sueño no se les dio, no se les ha dado, ni se les dará, porque Cuba no volverá a ser la Cuba sin angustias, la Cuba igualitaria de leyes sociales avanzadas y justas, la Cuba de frutos y oportunidades, la Cuba de las iglesias y las procesiones sin miedo, la Cuba de los carnavales para ricos y pobres, la Cuba de la Tropical y la Polar, la Cuba de los clubes para profesionales y ferreteros, para yatistas y tenistas, para las sociedades de raza negra, y para los gallegos, asturianos, españoles. Esa Cuba se quedó encerrada en una cápsula del tiempo, y esa Cuba no volverá. Será otra Cuba la que se hará con tu generación y la siguiente, y las venideras.

El futuro queda en las manos de las nuevas generaciones. La que fue quedó aplastada por la envidia, la ambición de poder, la avaricia y la soberbia de un ser maligno que lo destruyó todo. A Cuba hay que empezar a crearla desde cero, y desde dentro, cuando hayan muerto todas las ratas que todavía pululan en los escombros que han dejado tres generaciones de otros cubanos en el poder.

Es muy tarde para despertar y facilitar un diálogo entre tus padres y tu generación. Labora para el futuro tuyo y de tus hijos y de tus nietos, que esos serán los que sembrarán y cosecharán la patria del futuro, cuando todos los ''gusanos'' y las ratas hayan desaparecido de este planeta.

 

 
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