Crónica          
5 de marzo de 2008

Joven de 17 años busca escape en el suicidio

Fabio Prieto Llorente, prisionero de conciencia

PRISIÓN EL GUAYABO, ISLA DE LA JUVENTUD,  Cuba, marzo,  (www.cubanet.org) -  El preso que atiende la limpieza del área de la prisión de máxima severidad El Guayabo, en Isla de la Juventud, evitó que José Alberto González García, de 17 años, se ahorcara. El joven fue alumno de una escuela de conducta del Ministerio del Interior. 

El joven trataba de escapar del acoso de las autoridades penitenciarias, que el pasado 2 de febrero, en horas de la noche, lo introdujeron semidesnudo y esposado en una celda tapiada de 2 metros de ancho por 3 de largo, sin agua ni luz, con un banco de cemento como cama, e infestada de jejenes y mosquitos.

Antes de ser introducido en la celda el joven recibió golpes del entrenador de defensa personal de los militares, conocido por Chaolín, por lo que en protesta defecó, y con su propio excremento escribió en la pared de la celda “Abajo Fidel”.

Luego de un breve lapso encerrado en la celda de castigo las esposas empezaron a destrozarle las muñecas. El joven gritó y golpeó la puerta de la celda apoyado por otros presos, y un guardia que vino le dijo que pediría autorización para quitárselas. A las dos horas aproximadamente vinieron y se las aflojaron.

El 4 de febrero aparecieron varios funcionarios en la celda, y luego de una discusión con José Alberto, decidieron amarrarlo con una camisa de fuerza confeccionada en la prisión. El preso rompió las ataduras y con ellas se colgó de la puerta de la celda. Fue sacado inconsciente del área de mayor severidad e ingresado en la enfermería de la prisión.

Las represalias contra José Alberto se deben a que el joven quemó su uniforme de preso: short y camiseta, en protesta por las pésimas condiciones en que vive, pues a veces carece de jabón, pasta dental y cepillo. Los artículos de aseo que suministran los militares son un jabón de baño y uno de lavar mensualmente, y un tubo de pasta cada 3 meses. Otras necesidades de aseo deben ser satisfechas por los familiares de los reclusos. Algo similar sucede con el vestuario y la alimentación.

Para justificar la tortura del muchacho los militares han creado un ambiente hostil a su alrededor, diciendo que es un malcriado, que ni su madre lo soporta. La policía trabaja intensamente para doblegarlo. Hace poco le levantaron una causa por escribir la frase “Abajo Fidel”, el joven espera juicio por la causa de “robo” que lo trajo a prisión.

Miles de seres humanos de cualquier edad se pudren en las cárceles del régimen, entre ellos personas que como José Alberto entraron a una prisión de adultos con 16 años, procedentes de las escuelas de conductas o prisiones infantiles, donde pueden encerrar a los niños a partir de los 6 años de edad.

Con el intento de suicidio parecía que las autoridades desistirían de las torturas contra José Alberto, pero el jefe de orden interior, 1er teniente Osmany, y otros funcionarios, lo sacaron de la enfermería y lo devolvieron al régimen de mayor severidad, a la misma celda, y amarrado. El joven lloró y suplicó para que no lo dejaran allí.

Los militares se marcharon sonrientes, pensando que lo habían doblegado. José Alberto González García se volvió a quitar la camisa de fuerza. Esta vez, cuando lo sacaron inconsciente de su celda, ya se había orinado en el short. Estuvo ingresado en el hospital de Nueva Gerona varios días, y se encuentra otra vez en el destacamento 1 de la prisión El Guayabo.

 

 
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