Crónica          
3 de marzo de 2008

Reflexiones sobre Abel Prieto

Tania Díaz Castro

LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - En el mes de mayo de 1990, estando yo en una celda tapiada de la Seguridad del Estado, acusada de rebelión por pertenecer al pacífico Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, leí una entrevista publicada en la Revista Bohemia hecha al escritor Abel Prieto, entonces presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba -UNEAC-  y hoy Ministro de Cultura, donde expone ampliamente la “etapa aquella donde predominaban criterios dogmáticos en el sector, y se dio un tratamiento injusto a escritores y artistas de talento”.
 
En esa extensa entrevista también se refirió a la doble moral, a las simpatías que despertó la Perestroika entre ellos, los intelectuales cubanos, como “algo normal“, al abismo que se abría entre el lenguaje oficial y el privado de los países socialistas, y sobre todo, en la necesidad de abolir la censura en Cuba.

Han transcurrido casi dieciocho años de dicha entrevista. Abel Prieto continúa al frente de los escritores y artistas cubanos. El 5 de febrero pasado dijo públicamente, refiriéndose a la política que prevaleció largos años contra los intelectuales que no se sentían comprometidos con la Revolución o practicaban el homosexualismo, que “no existe la menor posibilidad de que los errores del pasado se vuelvan a repetir, y que es ridículo que alguien diga aquí que lo persiguen por sus ideas”.

Hoy, son otros los marginados: como no están comprometidos con la Revolución, no pueden ofrecer una visión crítica de la realidad en los medios de comunicación cubanos.

Empecemos por los treinta condenados a largos años de prisión en 2003 sólo porque ejercieron su derecho a escribir libremente, entre ellos Adolfo Fernández Sainz, Ricardo González Alfonso, Miguel Galbán, Héctor Maseda, Víctor Rolando Arroyo.

En diciembre del pasado año el régimen castrista utilizó los archivos de la policía política para difamar e injuriar en la prensa nacional y sin derecho a réplica al intelectual, ex profesor de Filosofía de la Universidad de La Habana y opositor pacífico, Elizardo Sánchez Santa Cruz.

Ese mismo mes fue expulsada del canal televisivo de Camagüey la señora Rebeca Burón Marín, de larga trayectoria como escritora, por su documental Todas iban a ser reinas, basado en la infausta vida de las mujeres rusas residentes en Cuba.

En febrero del año actual el escritor Frank Correa, vecino del poblado de Jaimanitas y miembro de la UNEAC, fue visitado y amenazado con la Ley 88, en su propia casa por dos policías políticos, sólo porque había publicado una crónica de contenido social en la página CubaNet.

El dibujante y escultor Iley de Jesús Urrutia, vecino del reparto Martín Pérez, en San Miguel del Padrón, ha permanecido durante siete años en espera de ser admitido en el Registro del Creador, y cada mes debe personarse ante el jefe de sector de su municipio, donde está obligado a firmar junto a numerosos delincuentes, sólo porque sus caricaturas políticas se publican en medios de prensa extranjeros.

Si el compañero ministro no le da importancia a éstos y otros muchos hechos ocurridos en nuestra sociedad en los momentos actuales, habría que preguntarle entonces qué entiende él por libertad.

 

 
 
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