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1 de marzo de 2008

Ningún apaciguamiento

MAURICIO CLAVER-CARONE

Según se acerca noviembre, a los candidatos presidenciales y congresionales se les va a preguntar sus opiniones sobre la política de EEUU hacia Cuba. La mayoría va a enfocar el tema de buena fe y se tomará algún tiempo para comprender las implicaciones de cambiar unilateralmente la política norteamericana.

Desafortunadamente, no se puede decir lo mismo de esos políticos y encuestadores [eruditos] que tergiversan los problemas, tratan de meter una ''cuña'' entre los cubanoamericanos y confundir al electorado.

En el 2007 --para sorpresa de muchos-- una coalición bipartidista movilizada en el nuevo Congreso controlado por los demócratas impidió exitosamente que se hicieran cambios unilaterales en la política norteamericana hacia Cuba. Ahora los partidarios de apaciguar el régimen de los hermanos Castro están fijando sus esperanzas en noviembre. Alegan que las actitudes de los cubanoamericanos han cambiado, y están demandando más ''libertad de viajar'' a Cuba, sugiriendo, al mismo tiempo, que las sanciones comerciales de EEUU se mantendrán. Los argumentos políticos contra las regulaciones sobre los viajes pero en apoyo a las sanciones comerciales son creativos, pero engañosos y contradictorios como cuestión de ley y de política. La Ley de Comercio con el Enemigo, aplicada por el Departamento de Tesoro, prohíbe y regula ''las transacciones relacionadas con viajes'' sean comerciales o financieras, y no los viajes per se.

Los partidarios de levantar las sanciones de EEUU también ocultan convenientemente la excepción en la ley actual que permite ilimitadas transacciones ''relacionadas con viajes'' para dar ayuda directa a la sociedad civil cubana.

Sin embargo, lo más paradójico de su plataforma política es plantear que la mejor forma de conseguir la ''reconciliación nacional'' entre los cubanos de la isla y el exilio es eliminando las regulaciones a las visitas de los cubanoamericanos a sus familiares en Cuba. En realidad, este argumento no considera que aunque la mayor parte de la comunidad exiliada en Estados Unidos es blanca, la mayoría de la población y la mayoría de los defensores de la democracia en Cuba son negros o mestizos y no tienen familiares en Estados Unidos. El resultado pudiera ser una política que no sólo crearía una subclase entre los que no tienen familia en el exterior --la mayoría--, sino que también fomentaría divisiones dentro de la activa y valiente oposición democrática en Cuba. En vez de adelantar, dificultaría la reconciliación nacional en Cuba. Los hermanos Castro explotarían la emergente disparidad y la calificarían de ``racista''.

Para los candidatos de noviembre, se mantiene una pregunta: ``¿Por qué es importante seguir regulando las transacciones de viajes con el régimen cubano?

• Para no suministrar divisas a la policía y las fuerzas armadas del represivo estado cubano.

Las regulaciones actuales fueron cuidadosamente creadas para negarles apoyo financiero a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que son las dueñas de la industria turística cubana. Si Estados Unidos levantara las restricciones a las transacciones relacionadas con los viajes, el propio Ministerio de Turismo cubano ha calculado que el gobierno comunista recibiría unos $5,000 millones adicionales todos los años, que constituiría un subsidio cinco veces mayor que el que Hugo Chávez le da actualmente a Cuba.

• Para oponerse a las restricciones tipo apartheid que el régimen de los Castro le impone al pueblo cubano.

La mayoría de los centros turísticos en Cuba son enclaves segregados en las playas. Los cubanos --aunque no los cubanoamericanos-- tienen prohibido entrar en hoteles, playas, restaurantes, clubes nocturnos e incluso clínicas. Es hora de aceptar la realidad de que la llegada de turistas europeos y canadienses en los últimos 10 años no ha traído mayor libertad a Cuba; sólo ha perpetuado un nuevo tipo de represión.

• Para proteger los intereses de seguridad de EEUU.

El Departamento de Estado tiene a Cuba como uno de los cinco estados promotores del terrorismo en el mundo y, en el 2007, reportó que el régimen ''mantiene estrechas relaciones con otros estados promotores del terrorismo como Irán y Corea del Norte''. En los últimos cinco años ha habido más sentencias en tribunales federales de EEUU contra individuos espiando para el régimen cubano --incluso en el Comando Sur y en el Comando Central de las Fuerzas Armadas de EEUU-- que de ningún otro país del mundo.

• Para mantener una solidaridad incondicional con los dirigentes de la oposición cubana y los presos políticos.

Históricamente, desde Europa Oriental hasta Sudáfrica, las sanciones han sido una demostración de solidaridad con los defensores de la democracia y les han dado un apoyo para desafiar a sus gobiernos. De la misma forma en que la luchadora birmana por la democracia Aung San Suu Kyi, ganadora del Nobel, ha pedido al mundo que se prohíban los viajes a su país, los líderes de la oposición cubana reconocen la importancia de este apoyo.

Hay que ver las sanciones holísticamente. Relajar las sanciones contra Cuba --en todo o en parte-- conlleva el riesgo de legitimizar y estimular a una sola familia cubana: la de Fidel y Raúl Castro.

Uno de los directores del U.S.- Cuba

Democracy PAC, Washington, D.C.

 

 
 
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