30 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Los excesos del gobierno

Laritza Diversent Cámbara

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - El gobierno cubano en casi medio siglo de dominio, abusa del ejercicio de la potestad soberana nacional. Dos acontecimientos relacionados con su política exterior demuestran la veracidad de esta afirmación. También son ejemplos de los excesos de los comunistas cubanos.

A  mediados de la década de 1970 Cuba emergió del aislamiento diplomático. En abril de 1975, el gobierno estadounidense, al mando del presidente Gerald Ford, intentó normalizar las relaciones con Cuba y eliminar el embargo comercial a la isla, que duraba ya 15 años.

Fidel Castro, por entonces Primer Ministro, viaja a territorio norteamericano. Reconoce públicamente la necesidad de paz entre ambas naciones. Sin embargo, fue otra cosa lo que hizo. Dio asistencia militar al movimiento marxista por la liberación de Angola (MPLA). 

Castro dio prioridad a sus guerrilleros en detrimento de una mejora en las relaciones con EE.UU. Como  era de esperarse, el acercamiento entre ambas naciones se vino abajo. No pensó en lo más beneficioso para la isla. Tampoco le importaba mucho.

Ni siquiera se tomo el trabajo de preguntar lo que pensaba o quería el pueblo. Todo lo contrario, se arrogó el derecho de hablar a nombre de Cuba. Dijo que no aceptábamos condiciones del imperio.

Cuba intervino en  conflictos militares en Angola, Congo, Guinea-Bissau, Somalia, Etiopia, Mozambique y Yemen del Norte. Miles de cubanos murieron en estas acciones combativas. Otro tanto son mutilados de guerra. Incluso muchos fueron obligados a participar en estas guerras absurdas.

Castro obtuvo reconocimiento internacional entre las fuerzas de izquierda del mundo. El único hombre decidido a enfrentarse a la potencia más fuerte del orbe. ¿Qué resultados obtuvo el pueblo cubano de las acciones de sus dirigentes? ¿Mejoro la economía? ¿Hubo progreso y bienestar? La situación de isla habla por sí sola.

En abril de 2003, el miedo ante una posible conmoción social atacó a los dirigentes. A la sombra de la guerra en Irak, el gobierno cubano condenó a largas penas de prisión a 75 disidentes pacíficos y a muerte a tres jóvenes negros que secuestraron  una embarcación para emigrar hacia los Estados Unidos.

La presión mundial no se hizo esperar. Castro mantuvo inquebrantable su decisión, aunque le costara el aislamiento internacional. ¿Qué utilidad reportó a nuestro pueblo el mantenimiento de las viejas estructuras de poder?

Batista no pudo resistir  las presiones con respecto a los asaltantes del cuartel Moncada. Al cabo de dos años, decretó una amnistía general. 

Castro no tuvo misericordia. Eso es ejercer el poder abusivamente. Actuar en contra de los intereses de la mayoría.

Cualquier mandatario, ante una situación de esta naturaleza aplicaría el sentido común. Hubiera pensado en los intereses de aquellos que representa. Ser justo y reconocer errores, no es síntomas de debilidad, sino una prueba de grandeza.

El costo económico y político que ocasionan los excesos de los dirigentes de la revolución cubana, son incalculables. En su retórica nos repiten que piensan en nosotros. Pero se aprovechan de la situación en que vivimos para justificar la aplicación de formulas de endurecimiento político.

La intransigencia lleva al despotismo. La suprema autoridad a la dictadura. El hombre que se vale de su posición para exaltar su personalidad, hasta considerarse el centro de la atención del mundo, ejerce de modo aberrante la soberanía popular..

 

 

 

 
 
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