20 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Herencia maldita

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - En días pasado, cuando los medios de comunicación castristas reanudaban su acostumbrada campaña difamatoria contra el Movimiento de Derechos Humanos, algo interesante ocurrió con los periodistas enviados a interrogar de forma desordenada y en plena calle, a algunos de los líderes opositores.

Francisco Chaviano, líder liberal recién excarcelado por problemas de salud, respondió así a las preguntas de una joven que le preguntó si quería decir algo a la prensa oficialista.

-Sí, cómo no -dijo-, pero estoy seguro de que usted no publicará lo que yo le responda.

-Vamos a ver. Diga usted -exclamó la colega.

-El gobierno que usted representa nos acusa de terroristas, pero escuche: la única vez en mi vida que tuve una bomba en mis manos fue por los años cincuenta. Yo pertenecía al Movimiento 26 de Julio, dirigido por Fidel Castro y las bombas las escondía en mi casa. En cambio, nuestro movimiento es pacífico y gracias a Dios Fidel Castro no lo dirige.

Por supuesto que nada de lo que argumentó Francisco Chaviano fue reflejado en la prensa nacional. Nadie podría desmentirlo. Cada día se publican en el país reseñas biográficas de combatientes del 26 de Julio, especificando cómo se dedicaban a realizar actividades terroristas en células, calificadas por ellos mismos como “fuertes y activas”.  Eran, según la prensa nacional, hombres valientes, una estirpe de héroes que se destacaba en las tareas de acción y sabotaje contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Por los mismos días que se publicaban dichas apologías sobre los mártires de la Revolución Cubana, caía en el jamo, y de qué manera, el escritor y periodista cubano Carlos Alberto Montaner, exiliado en España desde que pudo fugarse de una cárcel castrista, a principio de los años sesenta, con 18 años de edad.

Según la prensa controlada, dirigida y financiada por el gobierno cubano, Montaner tiene un pasado terrorista porque se dedicaba a colocar petardos en tiendas y cines de La Habana. Si realmente combatió al castrismo de esa forma, quizás fue porque recibió el adolescente Montaner la herencia maldita del Movimiento 26 de Julio, y repitió lo mismo que hicieron aquellos combatientes, hoy considerados héroes, como Urselia Díaz, Antonio Montoto, Frank País, Sergio González, Armando Hart y tantos otros.

Basta leer el testimonio El furor y el delirio, de Jorge Masetti, hijo del célebre revolucionario, para descubrir que aquellas viejas prácticas violentas del Movimiento 26 de Julio no terminaron el 1ro de enero de 1959, con el triunfo de la Revolución, sino que se revitalizaron y expandieron por los continentes americano y africano, bajo la misma dirección de los agitadores del 26 de Julio.

 

Una bomba destruye una farmacia en la esquina de 10 de Octubre y Santa Emilia en la Víbora, Mayo de 1957

 

Otra bomba destruye varias tiendas en Galiano y San Rafael, 1957.

Un Sabotaje de los guerrilleros bajo el mando de Fidel Castro destruyen un tren de pasajeros.

 

 

 
 
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