20 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

La importancia de llamarse Elvis

Luis Cino

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - El hecho de que un artista se llame Elvis tiene su secreto. Si no garantiza la inmortalidad, al menos hace que sus admiradores siempre busquen coartadas para no aceptar su muerte.

La historia de los fanáticos del Rey del Rock and Roll, que más de 30 años después, alegan que Elvis Presley está en cualquier lugar del mundo, excepto debajo de la tapa de un mausoleo en Memphis, Tenessee, parece repetirse, con episodios entre La Habana y Miami, con el cantante cubano Elvis Manuel.

El  reguetonero de 19 años se perdió en el mar la madrugada del pasado 8 de abril. Se fue con otras 18 personas por la costa norte de Pinar del Río. Todos tan desesperados por largarse de Cuba y llegar a Florida como él. Tras varios días de infructuosa búsqueda, la guardia costera norteamericana dio por desaparecidos a Elvis Manuel y a otros cuatro cubanos.

Pero los admiradores de Elvis Manuel en Cuba (que se convirtieron en sus fanáticos gracias a los discos piratas, porque nunca le permitieron llegar a la radio ni la televisión) se niegan a creer que esté muerto.

Aseguran que está escondido, quién sabe con qué intención, en México, Miami o Arroyo Naranjo. Afirman haberlo visto “por la antena” o con gorra y gafas oscuras, caminando por La Palma o el Reparto Eléctrico.

Ahora, para colmo de confusiones, estalló una polémica en la prensa extranjera (jamás en la cubana) entre la madre de Elvis Manuel, Irioska María Nodarse, y un productor de Miami, Léster Delgado.

Irioska María y Alejandro Rodríguez (DJ Jerry), que sobrevivieron al naufragio y fueron rescatados y devueltos a Cuba por los guardacostas norteamericanos, acusan a Léster Delgado y a su socio Eric Reyes, de Milenium Records, de haber sido los organizadores del fatídico viaje para llevarlos de contrabando a Miami.

DJ Jerry asegura que Delgado y Reyes vinieron a La Habana a principios de abril para decirles “que se había caído lo del viaje a México”. Entonces les propusieron el viaje a Miami y ellos aceptaron. Les hablaron de 40 mil  dólares para el grupo, “sólo para empezar”. Eso bastó para convencerlos.

Por su parte, Reyes dice que Irioska y DJ Jerry mienten, que tienen a agentes de la Seguridad del Estado soplándoles al oído lo que tienen que decir. Según él, todo es un montaje. Asegura que Elvis Manuel nunca se fue de Cuba y que lo tienen escondido en algún lugar.

Reyes y Delgado acusan a la madre del cantante de haberlos estafado, porque les ocultó que Elvis Manuel ya había firmado contratos con productores de discos en Europa.

Lo siento por los muchachos de mi barrio que siguen esperando que reaparezca su ídolo del reguetón. Soy escéptico con el caso de Elvis Manuel y los otros cuatro desaparecidos. Es otra triste historia más de balseros. La querella entre los DJ, la madre que alguna vez confió en el talento de su hijo como salida a la miseria y los productores inescrupulosos,  sólo la hacen más  sórdida y deprimente.

Detrás hay muchos culpables: el asfixiante régimen cubano, los que implementan la absurda ley norteamericana de los pies secos y mojados, los traficantes de personas, las disqueras leoninas que saquean el talento de los músicos cubanos. Todos tan fieros como los tiburones del estrecho de Florida. Tan traicioneros como la Corriente del Golfo. Tal vez sea más útil que piensen en todo ello los que siguen esperando por el regreso de Elvis Manuel.

 

 

 

 
 
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