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16 de junio de 2008

Cuba pone fin al 'principio comunista' de igualdad salarial

Aumentar la producción y dar paso a la iniciativa personal son los principales objetivos de esta histórica medida

La tesis oficial cubana de todos iguales aunque sea en la pobreza ha iniciado su paso a la historia de la isla... al menos en la teoría. El Gobierno ha decidido poner fin a una de las premisas fundamentales de su pensamiento y optar por encauzar el socialismo por la vía económica, de forma que cada trabajador aumente su sueldo de acuerdo a su productividad.

Una medida que deberá de ponerse en marcha en agosto, por lo que deja poco margen temporal para que las empresas olviden las tablas salariales y oficialicen un sistema oficial de pagos de acuerdo al rendimiento de cada trabajador. Un nuevo paso en las intenciones de Raúl Castro de transformar la economía nacional en un modelo más descentralizado. Para ello intentará trasplantar las mejoras obtenidas en Vietnam y China a la mentalidad caribeña.

Ésta es una de las medidas económicas de mayor significado ideológico adoptadas por Raúl desde su llegada al poder, y que intenta acercar a la realidad un sistema anclado en el pasado. Con ello se rompe una de los principales premisas instauradas por su hermano Fidel hace 50 años, por la que todos recibían un salario similar sin importar su cualificación.

Pero mejorar la eficiencia empresarial y la productividad en un entorno económico arcaico no es tarea fácil, pese a que la nueva opción ya ha sido aplicada con anterioridad con éxito en las Fuerzas Armadas. Aumentar los salarios no garantiza el crecimiento de la producción, ya que si aumentan los precios la subida se diluye. Por ello, para que la medida funcione, es necesaria una rebaja de los bienes que se adquieren en divisas.

Con los nuevos planes salariales al sueldo medio mensual de 20 dólares se le añadirían bonos cercanos al 5% por un mejor desempeño de sus tareas. Un estímulo insuficiente para combatir la dualidad monetaria existente en Cuba, que provoca que el poder adquisitivo de la población sea muy bajo.

Sin embargo, y pese a que las nuevas medidas han sido calificadas de “maquillaje” por los detractores del régimen, la señal que se envía es inequívoca: Raúl se ha distanciado de su hermano y camina por senderos propios.

 

 
 
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