13 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Cambio climático

Ana Leonor Díaz

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - La temperatura media en Cuba, decían los folletos de turismo, era de 21 grados Celsius. Por supuesto, en invierno. En los días finales del pasado mayo, en Holguín, se registraron 36,8 a la sombra, y en general el país tuvo un grado más por encima del promedio histórico.

Igual que los cambios climáticos en la naturaleza, el clima político vuelve a elevarse, esta vez con una intensa campaña propagandística en los medios de difusión, enfilada a provocar la paralización de la disidencia con veladas amenazas de cárcel y la repetición de los juicios sumarios que en la Primavera Negra de 2003 encarcelaron a 75 disidentes, periodistas y bibliotecarios.

Esta vez, la campaña vino envuelta en el papel del histórico diferendo que el gobierno de La Habana mantiene desde hace 50 años con Estados Unidos. El canciller llego a declarar que las casi nulas relaciones diplomáticas a través de las respectivas oficinas de intereses podrían interrumpirse debido al declarado apoyo que la actual administración de Washington brinda hace ocho años a la disidencia.

Para argumentar sus alegatos, el régimen acudió a los métodos de espionaje en Internet, revelando mensajes familiares privados y descubriendo el agua tibia por el apoyo que organizaciones humanitarias del exilio envían a la oposición cubana, a cuyos miembros se les niega empleo digno en la isla si no reniegan de sus ideas.

En la televisión, la radio y algunos escuálidos periódicos, la intensidad de la campaña llegó a extenderse por una semana, en lo que se considera como la antesala de un verano político muy caliente, similar al de 2005, cuando fueron encarcelados  una treintena de opositores y periodistas independientes.

En aquella ocasión, sin embargo, los detenidos dieron tumbos durante meses por varias estaciones de policía de La Habana hasta que los sesudos de la fiscalía aplicaron la figura jurídica de la peligrosidad, y sin juicio previo mantuvieron encarcelados por mas de un año a personas como el periodista independiente oscar Mario González, apresado al salir de su casa una mañana cuando iba a comprar el pan en la bodega de la esquina.

En realidad, el régimen ha demostrado que no necesita de argumentos para encarcelar, sólo que esta vez apretó la tenaza contra los opositores que, disponiendo de recursos, pueden movilizar a más seguidores, y a eso sí le tienen miedo las autoridades de la isla, una situación en que, en las desesperadas condiciones de la isla, puede salirse de control.

Algunos pretendidos expertos de la política cubana llegaron a ilusionarse con la idea de que el cambio de manos en el mando del régimen, ocurrido oficialmente en julio de 2006, significaría una tendencia más pragmática en la gestión del asunto económico  y político en la irrespirable atmósfera cubana.

Por 18 meses los agoreros de una transición que nunca se ha producido derramaron toneladas de tinta para anunciar que, ahora sí, se abría una ventana en el acontecer de un proceso que hace rato demostró su agotamiento.

Ya se completaron las cuatro patas del gato en la composición del lugar cubano: a principios de mayo el gobierno anunció la inmovilidad en el partido único con el retorno de viejas figuras de todos los tiempos. A fines del mismo mes confirmó las tesis de los más pesimistas, que vaticinaron  el continuismo al prometer la represión sin cuartel a la oposición pacifica, que ha comprobado que, en este asunto entre cubanos, todo es válido, y que  no importa de dónde vengan los recursos para luchar por la democracia, sino en qué se emplean, algo que el régimen de seguro no va a tolerar porque se expone a un cambio climático irreversible en lo político, y para ello se prepara en este verano caliente.

 

 

 

 
 
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