12 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

El que a mal árbol se arrima

Oscar Mario González                             

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Aunque en este mundo plagado de cosas raras pocos sucesos nos asombran, la noticia proveniente de Venezuela no deja de sorprendernos. Se trata, nada más y nada menos que, del entrenamiento de la policía venezolana por parte de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).

Lo primero que nos viene a la mente son las razones que pudieran justificar la tutoría isleña, porque en Cuba la “tranquilidad ciudadana es muy discutible”.

Es cierto que en nuestras calles no se enfrentan grupos delictivos con determinado saldo de muertos y heridos, ni el traqueteo de ametralladores entre pandillas mafiosas quiebra la quietud del vecindario. Sin embargo, nuestros ciudadanos viven en una constante amenaza.

Salir a la calle con una cadena o una manilla de oro u otro metal que se le parezca es correr el riesgo de perder la cadena y la manilla, y además, salir con el cuello herido y la mano fracturada. Andar con una bicicleta o una moto de noche puede ocasionarnos la muerte a manos de asaltantes cuyo propósito sería apoderarse del vehículo.

El temor a la delincuencia es tal que las personas optan por no salir de noche. De tal modo que usted puede caminar por las zonas de mayor densidad poblacional de la capital cubana en el apogeo de la noche y ver sus calles vacías. Todos viven encuevados en la casa; enrejados y defendidos por un perro furioso como protección adicional.

Aunque la trifulca pandillera no es habitual, el índice delictivo nunca fue tan elevado en nuestro país. Ni aún en los tiempos en que los grupos gansteriles se batían en la vía pública, el cubano se sintió tan amenazado.

Por otra parte, los aliados de  la policía nacional, sin los cuales la institución represiva no se siente capaz de cumplir su tarea, son las redes de delatores y chivatos, así como los CDR (Comités de Defensa de la Revolución), los miembros de la Asociación de Combatientes de la revolución cubana y últimamente los trabajadores sociales. Estos dos últimos le han quitado la primacía a los tristemente célebres CDR.

La forma de obrar y los métodos que emplea la policía cubana, según opinión muy extendida, la acerca e identifica con la delincuencia misma. El soborno, la intimidación, el chantaje, la extorsión, son sus recursos  preferidos. Se dice que los policías están minados por la corrupción. Que con ellos se puede llegar a cualquier arreglo, siempre que no haya un problema político de por medio.

Según se dio a conocer por el ministro de Interior y Justicia venezolano, Ramón Rodríguez, los cursos de entrenamiento tendrán una duración de tres meses y empezarán a partir del presente mes de junio. Según el mismo titular: “Este será un adiestramiento que nos permitirá tener una visión más amplia sobre el contacto  del policía
con las comunidades”.

Los cubanos, luego de un obligado contacto con la policía de nuevo tipo de corte socialista que ya se prolonga por medio siglo, podemos asegurarle al ministro venezolano que tendrá en los instructores isleños inmejorables expertos en el arte de tranquilizar a base de “tranca”. Genios  insuperables en promover silencio de velorio
a base de soplamocos, tapabocas y quiebra costillas. Si fuera necesario, y así lo aconsejara la defensa de los sagrados intereses de la patriecita revolucionaria, el masivo empleo del arranca pescuezo hasta que no quede un títere con cabeza para hacer el cuento y  puedan así, los revolucionarios sobrevivientes,  construir el socialismo del siglo XXI sin objeciones ni interferencias.

Una policía sana, enérgica y defensora de los derechos civiles es la mejor vitrina de un gobierno justo y celoso de la felicidad pública. Si tal cosa quisiera para su país el ministro Ramón Rodríguez, ha tocado en la puerta equivocada. Ha ido a bailar a la casa del trompo. Ella, la influencia cubana, pudiera ser nociva para la policía del hermano país por la razón tan simple como cierta de que  “el que al mal árbol se arrima mala sombra lo cobija”

 

 

 

 
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.