11 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Machadito y la cumbre de Roma

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Aunque el vicepresidente del Consejo de Estado José Ramón Machado Ventura supiera leer correctamente, su discurso ante los cuatro mil participantes en la Cumbre sobre Seguridad Alimentaría, celebrada en Roma a principios de este mes, hubiera sido un fracaso.

El discurso de la delegación cubana fue un desastre. Retórico, desfasado y apocalíptico, son algunos de los adjetivos que pudieran caracterizarlo. A lo anterior se puede agregar que responsabiliza a las naciones  democráticas de los actuales problemas alimentarios, retoma las peroratas de Fidel Castro, y como colofón vuelve a pedir la condonación de la deuda externa, como en 1985.

Al vicepresidente le llaman en público “Machadito”.  Aunque parezca un término afectivo, el diminutivo en este caso es más bien una denominación de subordinación. Es la definición  de la incapacidad.

La delegación la integraron también Esteban Lazo, Felipe Pérez y Fernando Remírez. Estos nombres señalan la interferencia del aparato político en el comportamiento oficial de la delegación cubana y en sus alegatos en las reuniones internacionales.

Sin embargo, no encontraron un escenario favorable. Desde el Secretario General de la ONU, el presidente de gobierno español (Zapatero) y el de Brasil (Lula), la mayoría de las intervenciones enfatizaron en la responsabilidad de los gobiernos en activar políticas que permitan el aumento de la producción agrícola, en vez de buscar chivos expiatorios en terceros países.

Los oradores hicieron una clara sugerencia a gobiernos como el de Cuba y Zimbawe, a que asuman la responsabilidad sobre sus limitaciones, y a desarrollar mecanismos que liberen las fuerzas productivas del mercado. 

Estas dictaduras destruyeron en el curso de los últimos años, sólidas industrias agropecuarias,

Llama la atención que nuevamente la delegación cubana y con agendas combinadas entre Lazo y Machadito, se reuniera con los jefes de delegaciones de dictaduras africanas.  El objetivo, organizar un frente común contra las propuestas de los países democráticos y con economías de libre mercado.  

Nuevamente, en la delegación cubana, se sintió la poca o nula influencia del ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez, quien queda como una especie de edecán de los miembros del aparato burocrático comunista.  Además, se da la impresión de Felipe es acechado de cerca por Fernando Ramírez.

Para los analistas dentro de la isla, en vez de conformar una delegación con la burocracia partidista, se debió involucrar a al Ministro de Agricultura (asiento vacío hace tres años tras la muerte del ministro Jordan), al presidente de Banco Central de Cuba y a especialistas que pudieran aportar y tomar experiencias para mejorar los índices de producción alimentaría de Cuba.

Según conocedores del tema, el mercado interno alimentario cubano depende en un 84 % de las importaciones, la mayoría de los Estados Unidos.

 

 

 

 
 
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