11 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Techo de vidrio

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Por estos días, la prensa escrita propiedad del régimen castrista ha insistido en que los videojuegos producidos por empresas norteamericanas incitan a la violencia y se menciona a la Rockstar Game, porque el videojuego Manhunt 2 fue prohibido en algunos países europeos por ser demasiado agresivo.

Un análisis rápido del tema nos hace llegar a la conclusión que más dañinos que los personajes de ficción de los videojuegos, son aquellos hombres que dirigen un régimen dictatorial que fusila, prohíbe la libertad económica, la disidencia, organiza actos de repudio contra mujeres pacíficas e indefensas y ha provocado una de las emigraciones más masivas y trágicas de la historia.

Me refiero a Cuba, por supuesto, y a su régimen político, cuyo Código Penal considera delito hablar, escribir o pensar contra el gobierno, y donde aquel que fabrica escobas puede ser condenado a varios años de cárcel, y el que vende tamales o mangos en la vía pública paga multas excesivas en estaciones de la policía, sin derecho a licencia.

Si en Estados Unidos y Europa los videojuegos se venden como pan caliente, como pan caliente se ven en Cuba agresiones en la prensa oficialista nacional contra una población rebelde y ansiosa de verdaderos cambios, una población que comete indisciplinas sociales porque está harta de dictadura, una dictadura que no es cosa de juego. Lo mismo aplasta como a una cucaracha a un ministro cubano acusado de viajar al extranjero durante diez años, que a mujeres disidentes que reclaman libertad para sus esposos e hijos.

Los niños cubanos llevan muchos años viendo violencia estatal. Es cierto que con alguna frecuencia la hubo en determinados lugares durante los años cincuenta del siglo pasado: enfrentamientos entre revolucionarios y policías, bombas, secuestros, guerra de guerrillas. Sin embargo, es a partir de 1959 que toda la sociedad cubana vive atemorizada a consecuencia de una política dura y despiadada que no ha permitido opiniones contrarias de ningún tipo y mucho menos oposición.

Recientemente se han conocido horribles hechos de violencia que demuestran el deterioro que sufre nuestra sociedad. En el reparto habanero Lawton un maestro mató con una silla a un alumno, en una discoteca del poblado habanero de Baracoa varios jóvenes murieron con sus propias armas de fuego, y en una esquina del municipio Playa, también en la capital, un joven fue asesinado por un desconocido y sin motivo alguno, mientras esperaba el ómnibus. Pero nada de esto se comenta en la prensa oficialista y sí hechos de violencia en Estados Unidos.

Cabe preguntarse: si en los videojuegos los niños y jóvenes son simples espectadores de una violencia virtual, ¿qué son en una dictadura real? En Cuba nadie ha olvidado a los tres jóvenes negros que fueron fusilados en 2003  “sólo por dar un escarmiento “, como se dijo oficialmente.

Entonces díganme, ¿no es peor sobrevivir bajo un régimen sin libertad, empeñado en mantener su poder a cualquier precio, que manejar juegos violentos en una pantalla de televisión?

 

 

 

 
 
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