9 de junio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Otro tinglado absurdo

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - No voy a perder la manía de defender a los de abajo, en colocarme siempre en su lugar y comprenderlos, en brindarles mi mano y mi solidaridad. Creo que es una manía que tengo desde siempre, desde un día que, teniendo yo siete años, me enfrenté con un palo a aquel muchacho guapo y forzudo del barrio que abusaba de los perros y los gatos y encerraba lagartijas vivas en cajas de fósforos.

Por estos días, en los medios de comunicación, el régimen castrista ha armado de nuevo el mismo tinglado para desacreditar al Movimiento de Derechos Humanos de Cuba, compuesto de decenas de miles de miembros, todos pacíficos, algo que seguramente molesta aún más a un gobierno que a punta de pistola y empleando métodos terroristas logró llegar al poder en 1959, métodos que enseñó, valga la aclaración, a muchos de sus acólitos que más tarde se le enfrentaron cuando ese mismo gobierno cambió de rumbo político.

El tinglado, burdo y absurdo en el que muy pocos creen, fue confeccionado por el alto mando de la Seguridad del Estado, como si no se tratara de un Movimiento que no tiene nada que ocultar, porque nada violento realiza. Tinglado que demuestra, una vez más, el odio que siente el régimen castrista por todo lo que huele a disidencia.

En la isla de Fidel Castro, señores, ni una curia similar a la de la Santa Sede en Roma podría componer la disidencia cubana. Ni el mismo Gandhi fuera un hombre respetable si hubiera fundado el Comité Cuba pro Derechos Humanos de Cuba, el que precisamente da inicio al Movimiento actual. Gandhi sería un fullero más para el castrismo.

Si en vez de la economista Marta Roque o la profesora Laura Pollán fueran la Virgen María o Juana de Arco líderes del Movimiento de Derechos Humanos de Cuba, dejarían de ser vírgenes para convertirse en mercenarias. También ocurriría lo mismo si fuera San Juan Bosco, en vez de Elizardo Sánchez, quien representara la Comisión de Reconciliación Nacional de Derechos Humanos. San Juan Bosco también sería llamado camaján.
Entonces nos preguntamos: ¿Quiénes son los que merecen ser admitidos bajo el castrismo como opositores? ¿Acaso Dios mismo si fundara un partido político? Tampoco. Un dictador es más que Dios. No se olviden. Miren si es así, que la prensa nacional cubana sólo da crédito a movimientos opositores del extranjero. Igual que el dictador Batista, que llamaba cuatreros, muerde y huye y bolas de churre a los guerrilleros de las montañas orientales, Fidel Castro ha usado las palabras más ofensivas para calificar a sus disidentes a lo largo de casi medio siglo.

Pero la vida, que como dijo Cantinflas y sobre todo la Historia es un sube y baja, será quien diga la última palabra. Esperemos pacientemente pues por ese día.

 

 

 
 
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