22 de julio de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Jalisco a veces pierde

Luis Cino

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - El desempeño decepcionante de los peloteros cubanos en Haarlem, Holanda, devino  tragedia para los numerosos aficionados al béisbol en la isla. El Jalisco que llevan dentro no acepta perder ni a las escupidas. Dígame usted en el deporte nacional. Peor aún si es con un equipo universitario yanqui. Su buena forma no sirve de consuelo.

De “duro revés” calificó Fidel Castro la derrota. Escribió una reflexión en Cuba Debate cuando supo que los peloteros, ahora en Corea del Sur, “están muy disgustados”. La envió a Randy Alonso. El periodista insignia de la Mesa Redonda fue uno de los que criticaron (con tanto que hay para criticar) la actuación del equipo en Haarlem.

Coincido con el Comandante en defender al equipo nacional. Los jugadores (¿quién duda que son excelentes?) hicieron lo mejor que pudieron. En el deporte  se gana o se pierde. Así de simple. Sólo los fa-ná-ti-cos  (deletreado, como lo escribe el compañero Fidel) son, entre otras burradas, incapaces de entenderlo así.

Son las cosas en las que no coincido con la reflexión del compañero Fidel las que me motivaron a escribir de pelota. Con tantos motivos para preocuparse como hay, no suelo sufrir con el deporte nacional. Confieso que no me gusta, lo cual es casi un pecado en Cuba.

Como soy miope, de pequeño apenas pude jugar pelota. ¡No veía un burro a tres pasos, y mucho menos la pelota! Tuve que conformarme con ver a los demás y envidiarlos. Le hice rechazo al béisbol. Prefería la natación. Me escapaba de la escuela, sin reparar en castigos, para ir a nadar a la playa, el Malecón o la represa del Parque Lenin.

De adulto la pelota me gusta menos. El deporte en Cuba está demasiado politizado, particularmente el béisbol. Siempre fue el deporte preferido del Máximo Líder. Una vez uno de sus lugartenientes advirtió que ni en la pelota se podía estar “contra Fidel”.

Durante décadas, los peloteros que salen a competir al exterior han sido despedidos como si partieran a la guerra. Se supone que regresen con el escudo o sobre él. Sus triunfos han sido celebrados con bombos y platillos.

Emocionados, ante cámaras y micrófonos, han dedicado devotamente sus medallas “a Fidel y la revolución”. No importa que las más ocultas intenciones de muchos hayan sido poner pies en polvorosa al menor descuido de los conspicuos “segurosos” de la delegación.

A  los triunfadores los recompensan con un carro, una casa, una bicicleta china, o simplemente les dan las gracias y una palmadita en el hombro. A los que se quedan, los tachan (¡vaya con la jerga bélica) de traidores y desertores, como si escaparan en plena batalla. Los borran de la historia del deporte cubano como si nunca hubieran existido.

“No nos atrevemos ni siquiera a publicar los nombres de los que traicionan a su patria vendiéndose al enemigo”, se queja el Comandante. Rencoroso, todos los castigos contra “los que desertan” le parecen insuficientes. Desperdicia el odio. Dueño de las llaves de la patria y como si  la palabra “jamás” no designara un tiempo demasiado largo, decreta: “No permitamos jamás que los traidores visiten después el país para exhibir los lujos obtenidos con la infamia”.

La reflexión termina con la frase: “Culpémonos también a nosotros mismos”. ¿Por las deserciones de todos estos años o por el revés del domingo en Haarlem? 

Si los integrantes de la selección cubana no hubieran sido escogidos en atención a su confiabilidad política, sino a su rendimiento deportivo, los resultados hubieran sido mucho mejores. ¿Alguien lo duda?

De cualquier modo, el compañero Fidel pide que no desalentemos a los peloteros cubanos en vísperas de Beijing. Es mejor enviarles un mensaje de aliento. Mientras, el Comandante pide tiempo: “¿Por qué no esperamos el final de las Olimpiadas para discutir a fondo y de forma verdaderamente democrática la responsabilidad de todos los que tienen que ver con el deporte cubano?

Buena propuesta. Si no resulta una purga en el INDER, lo de la discusión “de forma verdaderamente democrática” será algo inédito. “Una revolución dentro de la revolución”. Suerte a nuestros peloteros. Y esperemos.

luicino2004@yahoo.com

 

 

 

 
 
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