Crónica          
29 de febrero de 2008

Palitos chinos con madera de marabú

Juan Carlos Linares Balmaseda 

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - La mercadería china invade el planeta. Pareciera ser que en Cuba la era de los refrigeradores made in USA y made in URSS tocó fin, y que ahora nos congelamos en una nueva era: la china. 

A propósito, en una calle de Luyanó algún que otro lugareño recordará los lamentos de una anciana reclamando por qué le cambiaban su descalabrado refrigerador soviético por uno nuevo chino:

-¡No se lo lleven! ¡Lleva muchos años con nosotros! ¡No se lo lleven! –decía la señora.
 
Dos trabajadoras sociales adolescentes se aproximaron a la anciana para confortarla:

-No se ponga así abuelita, vea qué lindo es el nuevo refrigerador que le entregamos.

Si nos regresamos veinte o treinta años atrás recordaríamos aquella sigla que aparecía como muletilla publicitaria en cada suceso deportivo: LPV. Significaba Listos Para Vencer. Casualmente, los nuevos refrigeradores chinos adoptaron por nombre popular esa misma abreviatura, pero con otro significado: Lindos pero vacíos.

Los recuerdos son traicioneros, igual que las baratijas chinas y los compradores cubanos que viajan al exterior con dos orientaciones: comprar barato y sólo a crédito blando.

La mano de obra barata china nos colma de rodamientos de pésima calidad, ropas que se deterioran a las pocas lavadas, relojes de marca falsificados, diez modernas locomotoras que se les gastan hasta las ruedas con prontitud y hay que contratar los servicios de una corporación rusa para reinstalarles anillos con aceros más resistentes a dichas ruedas, gafas que tan sólo con un golpe de vista se fragmentan, maquinillas de afeitar que por el insuficiente filo de su hoja y el dolor que  causa al rasurarse ya las han apodado “lágrimas negras”, cepillos dentales que al mes de cepillar dientes ya están todo despeluzados, etc.
 
Los cientos de miles de LPV distribuidos a crédito por el programa nacional de ahorro energético tienen en la parte trasera un depósito para almacenar el líquido  descongelado; líquido que debía evaporarse de acuerdo a las indicaciones del fabricante, pero no sucede así. Lo curioso del asunto es que esos depósitos están siendo utilizados por la hembra del Aedes Aegypti para depositar sus huevos y procrearse, colmando la paciencia a los cazadores del mosquito  propagador del dengue.  

De alguna manera la anciana tienen razón, aunque porque, ¿qué cubano no se recrea con al menos una mínima dosis de locura? Los LPV y los mosquitos complotados en un dilema nacional, la deuda de los LPV y demás efectos electrodomésticos del programa de ahorro que llevamos a cuestas sin saber de buena tinta el modo de saldarla, y para rematar, un chino gobernando.

 

 
 
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