Crónica           IMPRIMIR
27 de febrero de 2008

Ganar la vida con pedal

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - El deseo más urgente de una amiga recién llegada de Francia, después de abrazar a su madre y hermanos, era  un paseo en  bici taxi, me confesó.   Los bicis taxis son un invento propagado en los años 90 cuando el transporte público colapsó definitivamente en La Habana.

Además, son endémicos de la zona de Centro Habana. Allí  es donde los encuentra. Raros son los que se aventuran hasta las avenidas y bulevares del Vedado. Una prohibición se lo impide. No hay un modelo repetido, ni todos tienen  una decoración similar, pero la estructura  de tres ciclos y los pedales con su cadena de impulsión es indispensable.

El segundo factor que contribuyó a la propagación de los bicis taxis  fue la arribazón a la capital cubana de miles de pobladores de las provincias orientales cuando la crisis nacional de los años  90 hizo la vida más difícil allá. La eliminación de puestos de trabajo y el cierre de talleres y fábricas, unido a la subida de los precios, entre otras razones, empujó a varios cientos de hombres a transportar pasajeros a golpe de pedal.

Un bici taxista me llevó el viernes pasado desde Centro Habana hasta la estación de trenes de La Habana. Era un hombre entrado en años, delgado, vestido con un short y una camiseta para conjugar mejor el ejercicio con el calor del mediodía. Pidió veinte pesos por la carrera.

Bicitaxis-(Lucas-Garve)

Me contó que realiza unos 5 ó 6 viajes diarios por un precio de entre 20 y 30 pesos cada uno. Por la licencia de transporte paga a la ONAT, la oficina de control de trabajadores por cuenta propia, un impuesto de 200 pesos mensuales, 23 pesos del seguro de accidentes, más un impuesto anual sobre las ganancias. Sin contar con las reparaciones, porque según afirmó,  una goma le cuesta 16 pesos, 20 pesos cada punto soldadura, 150 pesos una caja de bola. Lo que gasta en alimentos en el día, unos 20 pesos la cajita de comida consistente en bisté de cerdo, arroz con frijoles, una porción de alguna vianda. “Tengo que alimentarme bien. El pedal te chupa si no comes fibra, carne sobre todo”.

También me contó que anteriormente trabajó como económico en una oficina del acueducto. Abandonó el trabajo burocrático porque su salario no cubría ni siquiera para comprar leche en polvo en el mercado negro (50 pesos el sobre de 2 libras) y a mediados de los 90 sus dos hijos aún adolescentes requerían al menos un  vaso de leche en el desayuno. Hoy, precisó el mayor gana buen dinero, pues ya es graduado en mecánica automotriz y la hija menor sigue un curso de informática.
 
Indudablemente, el bici taxi surgió como un producto popular emergente, junto a otras formas de ganarse la vida que escaparon del control directo del estado. Conducir un bici taxi fue la tabla de salvación para evitar la asfixia económica de cada individuo.
Evidentemente, los bicis taxi llegaron para quedarse. Hoy por hoy dan una nota pintoresca al centro de la capital cubana. Por sus calles estrechas evaden los baches a izquierda y derecha, a la sombra de edificios de paredes carcomidas casi en ruinas.  Recorriéndolas, los bicis taxistas se ganan la vida a puro pedal.

 

 
 
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