Crónica           IMPRIMIR
5 de febrero de 2008

Cien pizzas, ¡ni una más!

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) – Varias personas se aglomeran a la entrada de la pizzería Al Mare, en la ciudad marítima y turística de Guanabo, al este de La Habana. Son las doce del día. Las tripas se alborotan y la gente se desespera. ¿Por qué no acaban de abrir? –pregunta una mujer. Un cartel anuncia el horario de apertura y de cierre. A través de un pequeño vidrio un cliente se dio cuenta que dentro del establecimiento hay trabajadores chachareando muy calmados. Otro cliente toma la decisión de preguntar.

-¿Me puede decir a qué hora abren?

El empleado responde:

-¿Abrir? No, mi´jito, ¡ya cerramos!

María Elena Mir, sindicalista independiente, quiso saber por qué el reducido horario, apenas tres horas, en tan importante establecimiento al servicio de cubanos y extranjeros en lo más céntrico de Guanabo. Se trataba, a todas luces, de un absurdo.

La sindicalista comentó: “Pregunté a algunos trabajadores por qué a las doce meridiano ya no tenían alimentos que ofertar. La respuesta me dejó boquiabierta. Dijeron que no tenían suficientes productos en la nevera y en el almacén; y que la norma diaria es elaborar sólo cien pizzas y 50 raciones de espaguetis que se venden en un santiamén. Pero, además, después de hacer la cola cada cliente, casi seguro ordena una pizza –acaso dos- y una ración de espaguetis, lo que significa que por lo menos cincuenta personas no pueden ingerir espaguetis. ¡Imagínese la presión del público, sobre todo en el verano”.

-¿Desde cuándo enfrentan esta situación? –preguntó Mir al empleado.

-Hace casi dos años; desde que a un sesudo se le ocurrió transferir a la cadena Palmares esta pizzería y las cafeterías de Guanabo. Aumentaron los precios más del 100 por ciento con las mismas ofertas gastronómicas, y la misma calidad y cantidad.

-Pero, ¿sólo pueden elaborar cien pizzas?

-¡Cien pizzas en toda la jornada laboral! A quien se le ocurre preparar la 101 lo botan del trabajo sin remedio.

La cuestión no debía quedarse ahí. La secretaria general del Sindicado Libre de Trabajadores de Cuba, y miembro del ejecutivo de la CONIC, acudió al mejor aliado: la guía telefónica de La Habana.

“La empresa Palmares del municipio Playa me indicó que me dirigiera a la empresa que se encuentra en el este, que allí me explicarían. Allí fueron tajantes:

-No tenemos respuesta a su pregunta, diríjase a Orestes, en Playas del Este.

Orestes no se encontraba y atendió a María Elena una secretaria. Le dijo que esa decisión de venta diaria de cien pizzas y cincuenta raciones de espaguetis venía de instancias superiores, y que se dirigiera a las oficinas de la calle Zanja y preguntara por Hugo, gerente de ventas. Pero Hugo tampoco estaba. Insistió y sólo recibió el mensaje de una contestadota automática.

“Molesta –refiere la señora Mir-, dejé un mensaje. Volví a la carga y me comunicaron con el departamento de Contabilidad. Allí me dijeron que los productos que elabora y vende la empresa Palmares se compran en divisa para venderlos en pesos. Por eso hay que vender más caro y restringir las ventas. Hay que respetar el presupuesto asignado por el estado, y ofertar en cada establecimiento de Palmares, aunque sea un poquito, si no la gente se come en menos de dos meses lo que tiene que alcanzar para un año!”.

Todo indica que la gerencia de Palmares supera en sabiduría al sabio Salomón.

“Queremos trabajar, necesitamos trabajar, pero queremos que Palmares sitúe los insumos que se requieren” –dijo una trabajadora de Al Mare. Al lado de este establecimiento hay otro donde no faltan las pizzas ni los espaguetis, y otros platos de la mesa italiana. Tampoco bebidas y refrescos. Solo las separa, además de una reja, una pequeña diferencia: esta pizzería vende sus productos en moneda convertible.

 
 
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