Crónica           IMPRIMIR
5 de febrero de 2008

De mañana

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - Me levanto antes que el sol. Aún el celaje del alba imprime un velo al paisaje de malangas y helechos que bordean el patio. Mientras los muros escapan de las sombras gracias a un sol que impone sus rayos lentamente, preparo el café en el reducido espacio de la cocina donde espero por el aroma de un café, mejor guardado en la memoria que en el sabor real que deja en mi paladar.

Así inicio el día, otro día menos. Como muchos cubanos a la misma hora pienso, repaso las pistas que me ayudarán a lograr que en el nuevo día pueda encontrar las soluciones a las interrogantes cotidianas que nos asaltan tan temprano.

Quedan tres o cuatro cucharaditas de café en el pote donde lo guardo. ¿Dónde podré conseguir algo más de café sin acudir a la shooping? No tengo los pesos CUC necesarios –la moneda para comprar en las shooping equivalente a divisas-  para ello, mi salario equivale a unos veinte pesos CUC y estamos a fin de mes. Pienso en el dinero que queda en la billetera y lo recuento mentalmente. Quizás me alcance para comprar una latica de café en polvo a una vecina que lo vende  por lata, pero la cantidad de chícharo que le muele para aumentarlo da al café que vende un sabor muy alejado al que guardo en mi memoria. Es la primera preocupación de la mañana por hoy, luego vendrá la cuestión del agua.

¿La pipa (camión cisterna) vendrá hoy por la mañana o por la tarde, o no la enviarán a abastecernos los tanques de 55 galones enfilados junto a la reja de entrada? En consecuencia, debo postergar salir a la calle hasta cerca del mediodía.

La voz de una vecina, émula de cualquier muecín de templo musulmán, pregona a quien la alcance a escuchar que en la carnicería venden la cuota de pollo destinada a la población común. Mentalizo dónde guardo la libreta de racionamiento, pero lucho con la cuestión irresuelta de la llegada de la pipa de agua. ¿Qué es más importante el agua o el cuarto de pollo que nos corresponde por la cuota de racionamiento a dos personas?

Todavía no he pensado en los asuntos del trabajo diario, cuando decido por no salir y esperar por la pipa del agua. Fumando espero… la melodía se instala en mi mente, al momento de aspirar el humo del cigarrillo marca Popular, “made in home”, hecho en casa, lo que significa un tupamaro, un cigarrillo guerrillero, confeccionado en algún taller clandestino de fabricación de cigarrillos caseros, vendidos luego en su cajetilla, sellos y todo en el cafetín más cercano en lógica connivencia con el administrador.

A esta altura de la mañana ya el sol campea por su respeto con su habitual calidez  un día del mes enero. Aún no aparece la pipa del agua, pero mis pensamientos toman otro camino y bordean ahora la cuestión del desayuno, ¡caramba, si casi olvido lo del desayuno! Ahora que el café y el cigarro con su picadura áspera dejaron en mi estómago un agujero negro de acidez, vamos a por un socorrido tentempié.

Quedan en la vasija de la leche en polvo apenas cuatro dedos, si empleo dos cucharadas en una taza de leche con lo que resta de café, apenas podré utilizar el resto para la bechamel como aglutinante de  las croquetas de picadillo de soya de las comidas restantes. Mejor cambiar el té de las cinco para las ocho y cuarenta y cinco de la mañana, de todas formas nada, ni nadie aquí posee trazos de cultura “british”.

La taza de té y un pan hecho anteayer, calentado en una sartén para evitar la acidez que ya el tiempo le otorga, quizás no puedan ser la delicia de un desayuno, pero sí contribuyen de momento a calmar el ardor de los jugos gástricos que ascienden por el esófago.

Son las nueve de la mañana y algunos minutos más. Escucho el ruido de un motor que bien puede ser el que nos previene del arribo de la pipa del agua. Tampoco. Es el de un camión parecido que avanza raudo por la calle. No es la pipa del agua, ya el ruido se perdió. El ladrido del perro de un vecino pone colofón a mis esperanzas de ver la pipa llegar. Me siento delante de la máquina de escribir. En el radio, la voz de Elton John entona una canción en un inglés perfecto y melodioso. ¿Habrá desayunado una taza de té con un pan de anteayer al levantarse, así de mañana?

 
 
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