Crónica           IMPRIMIR
31 de enero de 2008

Un precursor

José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - Rubén Martínez Villena es uno de los paradigmas del gobierno de los hermanos Castro. Nació el 20 de diciembre de 1899 en Alquízar, una zona rural de la actual provincia Habana, y murió el 16 de enero de 1934 en la ciudad de La Habana.

Villena era un poeta afiliado al Partido Comunista. Dentro de su biografía se encuentran como hechos trascendentales haber encabezado la Protesta de los Trece (grupo de intelectuales cubanos que se opuso a la venta por el estado del Convento de Santa Clara) e integrar el comité de la huelga general que en 1933 puso fin al gobierno del dictador Gerardo Machado.

Es conocido que ese comité de huelga, tras obtener algunas de las más importantes demandas planteadas, acordó con el gobierno el fin de la huelga. Los huelguistas no acataron esa disposición y continuaron con el movimiento hasta la caída de Machado.

Martínez Villena viajó a la Unión Soviética en más de una ocasión. Incluso, estuvo internado en un sanatorio del Cáucaso buscando mejoría para la tuberculosis que lo aquejaba, enfermedad que lo llevó a la muerte. También visitó Alemania y Estados Unidos.

Villena escribió algunas poesías de las que alguien dijo que tienen “vibración preciosa”, pero su creación más conocida  de corte social es aquella que en su primer verso asegura: “Hace falta una carga para matar bribones, par acabar la obra de las revoluciones”.

La carga no era una metáfora. Hay una parte poco conocida por los cubanos de la vida de Villena: su faceta de terrorista.

El semanario Tribuna de La Habana, al rendirle homenaje por el aniversario 74 de su muerte, aborda esa parte de su vida de la forma siguiente: “Aprendió a conducir aviones para bombardear sitios estratégicos de La Habana, en los brazos, 50 libras de explosivos, caminar varios kilómetros, mayor la voluntad que la fortaleza física”.

Villena participó en un plan relacionado con un atentado a la Cámara de Representantes. Entre “los sitios estratégicos” a bombardear estaba el Palacio Presidencial.  Villena quiso hacerse piloto en Estados Unidos. No hay dudas de que fue un precursor de las acciones de Al Qaeda en septiembre de 2001.

Al órgano provincial del Partido Comunista en Ciudad de La Habana se le olvidó mencionar, seguramente fue algo involuntario, que la Cámara de Representantes estaba situada en el Capitolio Nacional.

El Capitolio, recién inaugurado por el gobierno de Machado, estaba enclavado en una zona densamente poblada de la ciudad. ¿Cuántas victimas inocentes iban a provocar los ataques terroristas que Villena tenía planeados realizar dentro de la capital de su propio país?

Villena había bautizado al dictador Machado con el mote de “El Asno con Garras”. Pero conociendo algunos de los métodos de lucha del líder antiimperialista, surge una pregunta: ¿Quién tenía las garras más afiladas y dispuestas a utilizarlas, el poeta Villena o el presidente Machado que había sido general durante la Guerra de Independencia?

 

 
 
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