Crónica           IMPRIMIR
29 de enero de 2008

El corredor de los sin chequeras

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - José Santana es uno de los tantos pensionados que acuden todos los meses al Banco Local del Reparto Eléctrico, municipio capitalino Arroyo Naranjo. Es parte de la extensa cola de jubilados apostados en la sede bancaria para recibir el estipendio que ofrece el Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS).

Santana no repara en esperar su turno solamente para firmar la chequera. Ocupa el tiempo charlando con los veteranos sobre temas beisboleros. Entiende poco, o nada, de balances, crecimiento económico y presupuestos anuales.

Sabe que no existe saldo alguno en su chequera y que el banco le descuenta los 230 pesos de su pensión mensual.

José prevé liquidar con brevedad el crédito solicitado por la adquisición de los electrodomésticos, distribuidos por el estado a raíz del programa social de ahorro energético.

Adela Torna Munero, viuda y con 69 años de edad, es otra de las pensionadas por Seguridad Social. Recibe un estipendio de 202 pesos gracias al aumento de 50 pesos que propuso y puso el presidente Fidel Castro en el año 2005. Con el descuento de los electrodomésticos, su chequera quedó reducida a 98 pesos.  

En el Proyecto de Presupuesto de Estado para 2008, se incluyen  3950 millones de pesos para el pago de pensiones a beneficiados por Seguridad Social.

Según lo expuesto por Georgina Barreiro, ministra de Finanzas y Precios, en el décimo Periodo Ordinario de la Sexta Asamblea Nacional del Poder Popular, se garantizará el pago a más de 1 millón 600 mil pensionados y se incrementaría la pensión promedio a casi 221 pesos.

Llama la atención cómo el presidente interino Raúl Castro sentenció en el plenario que se utilizaron 499 millones de dólares para resarcir los daños causados por las intensas lluvias en el oriente de Cuba, el pasado mes de octubre.

¿Sabe la generación de Santana lo que se puede hacer con 499 millones de dólares?

Con 499 millones de dólares, el Estado cubano podría adquirir en el mercado internacional 4 999 ómnibus articulados, al precio de cien mil dólares por unidad.

A modo de ejemplo, el transporte urbano está lejos de ser un evento meteorológico. Si está o estuvo a punto de colapsar, ¿por qué no se considero como una necesidad apremiante?

El anunciado incremento del presupuesto para pensionados (3 950 millones de pesos) equivale a la tercera parte de lo invertido, según el presidente interino Raúl Castro, en la recuperación de las provincias orientales afectadas por las lluvias (499 millones de dólares, equivalente a 9 600 millones de pesos).
 
En igual período, la provisión para desastres financió con urgencia los gastos asociados a los trabajos de evacuación, reparación de vivienda y viales, en un gasto no mayor de 200 millones de pesos.

¿Qué titular o auditor, venerado por la casta, puede aseverar si es errática o no la astronómica y apresurada inversión de 499 millones de dólares?

Aún cuando la economía pende de una infraestructura en detrimento, la libreta de racionamiento libera y revalúa su escasa oferta y los jubilados venden maní tostado para pagar la electricidad, puede que los 499 millones de dólares no pasen de ser otra nota desafinada.    

Los informativos de la televisión destacan el restablecimiento de unos cuantos tramos de carreteras, puentes, consultorios y modernas panaderías de oferta liberada en las provincias afectadas por las lluvias. 

El Comandante de la Revolución, Juan Almeida Bosque, de guayabera de hilo y sombrero Panamá, supervisó el pasado 17 de enero la reconstrucción del puente de Santa Ana, devastado por las intensas lluvias del ciclón Noel.

Mientras el Proyecto de Presupuesto incremente subsidios y el costo de la vida sea un múltiplo de dos, la ecuación será la misma, un “voto unido” por la miseria.

El aumento de un 4 % del incremento para pensionados significa poco, o nada, ante el descalabro causado por los altos precios del mercado y el aumento de la tarifa eléctrica.

En el corredor de los sin chequeras, los pensionados como Santana prefieren el crédito, la cola en el banco y la olla arrocera. 49 años es poco para entender sobre presupuestos e inversiones emergentes en tiempo de elecciones. Quizás sea mejor charlar de pelota.

 

 
 
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