28 de enero de 2008

CRONICA DE DOMINGO

La historia se deja fotografiar

RAUL RIVERO / El Nuevo Herald

Madrid -- Es un libro de los uno pensaba que ya no se podían hacer. Un enorme reportaje gráfico --con unos textos agudos que le dan armonía-- que retrata el viaje de la nación cubana desde la colonia hasta mediados del siglo XX. Hablo de Cuba infinita, del poeta, ensayista y periodista José Guerra Alemán.

Reportero de raza, hombre culto y alerta, fundador del famoso Cineperiódico en 1950, Guerra Alemán reúne 6 mil quinientas fotos de prensa en blanco y negro y color para reconstruir el complejo paisaje de la evolución de nuestro país. Son cuatro tomos divididos de esta manera: Periodo colonial, El esplendor de la república, Las dos primeras décadas y los alegres 20, Los tristes 30 y los dinámicos 40 y Los fabulosos 50.

El despliegue de fotos, la reproducción de titulares de épocas y las notas que añade el autor le crean al lector la sensación de que se ha levantado de la cama una mañana cualquiera y le han dejado en la puerta de casa un periódico del día. Un diario único, irrepetible, en el que en vez de la crónica de la actualidad perecedera se puede hacer un examen de una buena parte de la historia de un país.

Los textos de Guerra Alemán están escritos por un hombre sensible y desprejuiciado. Alguien entrenado en el ejercicio de la democracia que se propone ser razonablemente objetivo y es, siempre, absolutamente honesto.

El repaso de estos cuatro tomos, austeros, sobrios, impresos en Puerto Rico por la Editorial Véritas, puede evocar esas entrañables ceremonias familiares en las que la gente se reúne alrededor de una mesa de casa para revisar el álbum de fotos de los antepasados y recordar personajes, fechas importantes, nacimientos, bodas y cumpleaños.

Lo que pasa es que en esta revisión nostálgica, Guerra Alemán hace de ese pariente implacable que cuando aparecen las figuras en los grupos que congeló la foto, señala al tío abuelo que se robó un dinero, al primo que traicionó la familia, al sobrino que emboscó a un hombre y lo mató de un balazo y a la hermana que se envenenó con pasta eléctrica por una decepción amorosa.

Así es. El escritor pone ante el público la información de que dispone y según sus palabras introductorias se trata de ``una retrovisión de la historia cubana explorada con riguroso sentido crítico, aunque sin la intención de desmitificar maliciosamente a nadie. La intención es decir la verdad pura, o lo que ella parece ser, aun cuando cause escándalo, como recomendaba el viejo obispo de Hipona''.

Desde luego, hay un acercamiento respetuoso, y un relato afincado en la investigación, a las figuras de las luchas por la independencia, a los políticos honrados y al trabajo de artistas, intelectuales, científicos, juristas, deportistas y figuras populares que trabajaron y se movieron en el tiempo que describe esta ambiciosa iconografía.

Las fotos de sitios queridos de La Habana y de otros zonas de Cuba, la crónica de las personalidades internacionales que viajaron a nuestro país y su anecdotario en el territorio nacional, escenas de la vida privada de presidentes, duelos, cruces de espadas verbales, la historia del transporte (un recorrido del quitrín al Ford), curiosidades y detalles de todos esos años están en esta obra que a los mayores les hará recordar y a los más jóvenes les dará la oportunidad de tocar un país que la dictadura ha tratado de desdibujar a conveniencia.

Creo que hay que leer este reportaje de José Guerra Alemán que no salió de la vanidad, sino de dos décadas de estudios y trabajos. A mí me gusta terminar esta nota con unas líneas que le pido prestadas al cineasta Orlando Jiménez Leal: ``Este libro libre, intenso, inmenso, curiosamente está lleno de fe en la Cuba que será, porque muestra --a pesar de todas las contradicciones-- que una tercera Cuba era posible: la que está en el sueño...''

 

 
 
CubaNet no se responsabiliza por el contenido de las páginas externas