Crónica           IMPRIMIR
28 de enero de 2008

Azúcar amarga

Julio Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - Diez años después de  ser producida y de manera clandestina, llega a mi Azúcar Amarga. Una película dirigida por León Ichazo y escrita en conjunto con Pelayo García. Basada en una historia común en la isla desde 1990, al decretarse el “periodo especial en tiempo de paz”.

Honesta, dura, la película aborda la relación de amor entre dos jóvenes, en los días que preludiaron al maleconazo de 1994; además de la descomposición de la familia cubana, encerrada en crisis de valores éticos  insalvables. Todo ello, sin caer en moralismos mojigatos.  Mostrando con seriedad y humanidad, el abismo insalvable entre la nación cubana y la “dictadura del proletariado”.

Parte importante de realismo de la película, corre a cargo del Director de fotografía Claudio Chea, quien impone el blanco y negro como percepción estética para trasmitir el drama a través de los claros oscuros. Esos  colores le permiten a Claudio, en colaboración con la editora Ivette Piñeiro, incorporar imágenes documentales de La Habana, a la ficción. 

Chea y Piñeiro, logran dar la línea argumental de las imágenes sin exabruptos, en un medio metraje rodado en exteriores Dominicanos. Con momentos climáticos en las escenas documentales de la Habana. En especial, las del 5 de agosto de 2007, seguramente inéditas para los cubanos de la isla.

Contribuyen de manera integral al clima, la actuación en primerísimo lugar de Miguel Gutiérrez, en el papel de Tomas.  Un profesional altamente calificado padre de dos adultos jóvenes, que debe enfrentar la orientación de sus hijos y en especial su reorientación como hombre y psiquiatra, propio de la crisis social y de valores que enfrenta la nación cubana. Su actuación es soberbia, digna de premio en cualquier festival cinematográfico.

Le siguen en peso la actuación del entonces joven Rene Lavan, con un personaje (Gustavo Valdez) lleno de los colores de la edad y las imprecisiones que lo llevan al desenlace de la obra.  Su imagen de joven veleidoso, entre su inmadurez y sus sueños, se completa a través de la relación con su novia (Yolanda), su padre (Tomás) y su profesor (García). No queda detrás la bella Mayte Vilan (Yolanda), quien logra recrear la tragedia de las jóvenes cubanas, embaucadas en un proceso de toma de decisiones, donde la descomposición familiar tiene una responsabilidad. Con aquellas preguntas a Gustavo luego de una cita en una posada y comenzar a discutir del futuro: ¿que va a pasar conmigo, que voy hacer yo?

Se debe mencionar a la otra vez inmensa Caridad Ravelo, como actriz invitada en el papel de Soraya, una jinetera (joven prostituta) encargada de descarnar la corrupción y el compromiso de la policía con la prostitución y la explotación de las mujeres.

Manuel Tejada en la música, repite la formula de la mayoría de los filmes realizados por los cubanos de la diáspora. Busca la nación a través de los sonidos y lo convierten en soporte fundamental de la obra. Para eso se sirve de Ernesto Lecuona, Benny More, Miguel Matamoros y  Carlos Varela.

A diferencia de Paginas del diario de Mauricio, realizada por Manuel Pérez en 2006 (trata la misma época, desde el realismo socialista), Azúcar Amarga se convierte en una película imprescindible para comprender la degradación moral adonde el castrismo llevó a la nación cubana, especialmente en la trágica década de los años noventa del siglo XX.

 
 
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