25 de enero de 2008

Sin techo pero con amo

Cincuenta años después del «Esta es tu casa, Fidel», la crisis de la vivienda martiriza más que nunca a los ciudadanos.

Todavía está clavada la pequeña inscripción de lata en la puerta de entrada: "Esta es tu casa, Fidel". Eulalia, de 72 años, cada día se convence más de que el simbolismo de leer esa frase, por más de cuarenta años, se ha convertido en una convicción sin reparos.

Su padre era un viejo comunista. Con sólo 22 años, Eulalia no entendió bien aquello. "Pero fue un momento que nos marcó a todos", dice con la mirada perdida en la calle, ahora vacía y gris, que otrora sirviera para el desfile apocalíptico de "La Caravana de la Libertad".

"Pasaron por aquí mismo y todos queríamos tocar a aquellos hombres que parecían enviados del cielo", añade.

La casa no tiene ningún valor histórico y su alto puntal, sostenido por columnas con imitaciones jónicas, anuncia un futuro sin gloria. Al lado del cartel fidelista, cuelga otro de cartón, menos presuntuoso: "Se permuta, se aceptan proposiciones".

De película

La Habana cabe en una esquina. Crece, se transforma y se redefine en la intersección de Prado y Colón. Cada mañana se truecan disímiles rincones de una capital que se sigue hinchando, a pesar de aquella alerta famosa cantada por Los Van Van.

Es la esquina de la permuta. Como explica Luis (el corredor), aquí encuentras "la zona del cambalache, te ponemos tu casa donde quieras o donde la puedas pagar". Los más inusitados negocios se planifican de forma informal en un sitio sin oficinas, ni representación legal, ni espacio reservado en las páginas amarillas. Bajo la sombra, en la acera, se juegan su destino los habaneros.

La Ley General de la Vivienda (1984) contempla que una casa no constituye propiedad privada, sino bien social, por lo que no puede formar parte de una acción mercantil. A pesar de que el 85% de los inmuebles que están en manos de la población son completamente propios, no está permitida la compraventa de viviendas entre privados y dicha acción es patrimonio exclusivo del Estado.

Las formas legales de acceder a una vivienda son a través de mecanismos estatales, como el otorgamiento (en realidad, venta) a personalidades políticas, culturales o militares, y a obreros de empresas "priorizadas". También existen entregas, controladas directamente por la alta dirección del gobierno, presuntamente a "casos sociales".

Todas las generaciones en Cuba de los últimos 50 años, han encontrado la respuesta a sus problemas de habitad en la evasión a las leyes. Todo se enmascara para darle un tinte legal y la permuta viene a ser la solución ideal a muchos problemas.

En la era de las permutas todo puede suceder, desde casas "fantasmas" que se intercambian, hasta personas que de pronto dejan de existir en el Registro de Propiedad de la Vivienda para darle paso a los nuevos inquilinos. Muchos coinciden en que las soluciones siempre aparecen, aunque se quejan del matiz de corrupción que merodea el trámite.

"Mi situación era compleja, porque yo tenía un apartamento de un cuarto, de los llamados afectados, en Alamar, y con la ayuda de mi sobrina que vive en Italia me conseguí una casa en el Cerro", asegura Martha, para quien vale la pena pagar a los corredores. "Ellos se encargan de toda la parte oscura con el Instituto Nacional de la Vivienda. Ir a ese lugar es como morirse de cáncer", concluye.

 

 
 
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