Crónica           IMPRIMIR
22 de enero de 2008

Detrás de las estadísticas

Leonel Alberto Pérez Belette

elevador

LA HABANA,  Cuba, enero (www.cubanet.org) -  En un artículo del periodista Orfilio Peláez, titulado Desciende mortalidad infantil a ¡5,3!, publicado el pasado día 3 de enero en el diario  Granma, se anuncia entre signos de admiración, un nuevo logro revolucionario en el área de la salud pública: la reducción del índice de mortalidad infantil a 5,3 por cada mil nacidos vivos y una notable disminución de las muertes maternas.

Todos debemos alegrarnos ante tan magnífica noticia; no obstante, un simple recorrido por los hospitales maternos e infantiles puede mostrarnos varias paradojas que no se mencionan en el artículo. Fuentes hospitalarias y algunos pacientes, ofrecen datos importantes que empañan los supuestos resultados. No todo es color de rosa. Cualquiera que realice un recorrido por los hospitales maternos de la capital terminará cuestionándose la información publicada en Granma.

En Cuba, la interrupción del embarazo se ha convertido en uno de los anticonceptivos fundamentales. Algunos médicos hablan de un notable incremento de las ya altas cifras. No se trata de abortos terapéuticos, sino de mujeres que acuden aduciendo pretextos de inestabilidad económica, problemas de vivienda, o simple deseo. El factor de la edad tampoco es determinante, pues las que llegan no sólo son jóvenes inexpertas, sino una amplia gama de pacientes maduras en edad fértil.
 
Sin cuestionar el tema de la legalidad del aborto; lo anterior se convierte en un problema político, social y económico. La población cubana tiene una acelerada tendencia al envejecimiento debido a la enorme disminución de la natalidad, el aumento de la expectativa de vida y a la constante emigración de jóvenes hacia el exterior por diversos motivos; incluida la necesidad de escapar del sistema.

Otro problema es la corrupción entre los médicos. Muchas pacientes prefieren pagar en efectivo directamente al médico por los servicios y aseguran que es la única manera de recibir un trato más humano y personalizado. Todo se compra en el mercado negro de la salud cubana: discreción, anestesia y hasta la sangre. La otra opción es contar con un “socio”, o un familiar en la institución hospitalaria.

Es común que los empleados de los hospitales roben recursos que van desde agujas para canalizar venas hasta alimentos, instrumentos de limpieza y materiales de construcción. Aunque algunos han sido descubiertos y juzgados, la práctica continúa y su raíz es muy compleja pues al analizar la relación trabajador empleado-Estado empleador, es difícil determinar quién roba más a quién; lo cual hace que el trabajador justifique sus actos pensando: ladrón que roba a ladrón…

Por otro lado, el estado de deterioro de los inmuebles también afecta la calidad de los servicios de neonatología y pediatría en general. Hay que reconocer que en estos momentos el gobierno se esfuerza en reparar los hospitales, pero este esfuerzo empeora temporalmente la situación. Debido a los cierres por reparaciones y a las que se realizan en instalaciones que continúan funcionando, en las salas de los hospitales capitalinos se ve más hacinamiento, mala iluminación, polvo y cemento por doquier. Por ejemplos, en el hospital Ramón González Coro (antiguo Sagrado Corazón), en el Vedado, el precipicio de un elevador que ha sido retirado temporalmente para ser sustituido, permanece abierto y sin la protección adecuada, lo cual representa un grave peligro para los visitantes y empleados del centro. El hospital infantil Pedro Borrás es un excelente ejemplo del fruto de la ineficiencia, la falta de control y exigencia y la corrupción, pues lleva más de 20 años en reconstrucción y en la obra han muerto varios obreros debido a penosas y fácilmente evitables circunstancias.

Una vez concluidas las obras de reparaciones, no se les da el mantenimiento requerido a las nuevas instalaciones y así continúa el círculo vicioso. Como ejemplo de esto, la recién reinaugurada policlínica de 18 y 15, en el mismo barrio, ya presenta filtraciones considerables, daños en las paredes, la carpintería, el sistema eléctrico, la pintura, faltan azulejos y el deterioro avanza sin que nadie le ponga se preocupe ni siquiera por quitar las telarañas en las puertas de las consultas.

La limpieza es otro grave problema. Este reportero pudo corroborar el testimonio de una madre nombrada Kirenia cuya pequeña hija estaba ingresada por vómitos y disentería en el hospital Marfán. No era ella la única que se quejaba. Allí no sólo falta el agua, sino que la empleada de limpieza de la sala trabaja un día si y el otro no.

En el Hospital González Coro ni siquiera se molestan en limpiar, ni porque se trata de un centro docente que debe mostrar a los futuros médicos cómo funciona un hospital. La basura se acumula en los pasillos, escaleras, cuartos y son los familiares de los pacientes los que generalmente asumen la limpieza de los baños.


Con esta obvia catarata de problemas por resolver, sería aconsejable que las autoridades y la prensa oficialista moderasen sus elogios y su autocomplacencia.

 

Articulo de Granma:

http://www.granma.cubaweb.cu/2007/01/03/nacional/artic01.html

Desciende mortalidad infantil a ¡5,3!

Es la más baja de la historia en Cuba. Solo Canadá en el área de las Américas muestra un indicador inferior al nuestro. Nueve provincias por debajo de la media nacional...

 
 
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