Nuevo
impuesto irrita a cubanos
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
La imposición de un gravamen a los cubanos que trabajan para
empresas extranjeras y reciben gratificaciones en divisas, ha provocado
la suspensión de varias reuniones con representantes gubernamentales
en medio de una avalancha de agrias protestas de los afectados.
La ola de inconformidad parece haber erosionado la
posición de Gilda Cuesta, presidenta de la Agencia de Contratación
a Representaciones Comerciales (ACOREC S.A.), quien fue destituida
de su cargo el pasado miércoles, según fuentes vinculadas
a ese organismo.
''Ella [Cuesta] renunció al cargo, ya eso
se comenta por acá, aunque algunos dicen que la destituyeron'',
afirmó un empleado de la Cámara de Comercio de Cuba
que pidió el anonimato.
Según los testimonios obtenidos por El Nuevo
Herald, la salida de Cuesta se produjo como consecuencia de un polémico
seminario sobre la Resolución 277/2007 del Ministerio de
Finanzas y Precios, realizada el pasado sábado en el Teatro
Nacional de La Habana.
Desde hace años, varias denuncias internas
apuntaban a Cuesta y al vicepresidente de ACOREC, Manuel Barceló,
por tráfico de influencias y subastas de puestos laborales
violando los reglamentos establecidos.
''Fue una reunión bien caliente'', relató
un participante. ``La gente no quiere dejarla pasar [la medida],
porque lo ve como algo humillante''.
Las protestas contra los funcionarios y las medidas
gubernamentales fueron respaldadas por aplausos de los asistentes.
No se ha confirmado si la segunda parte del seminario
--fijado para mañana-- llegue a realizarse.
Por el momento, una reunión convocada con
similares propósitos por la corporación de comercio
y servicios CUBALSE fue cancelada esta semana.
La dinámica laboral de la isla establece que
sus ciudadanos deben ser contratados de manera obligatoria por agencias
estatales como ACOREC y CUBALSE, únicas autorizadas para
reclutar personal cubano. Las empresas extranjeras pagan entonces
al Estado en pesos convertibles (un CUC equivale a $1.08), pero
los contratados reciben su salario en pesos cubanos (21 por cada
$1).
El impuesto que impone la resolución 277 gravaría
anualmente a aquellas personas que reciben gratificaciones monetarias
por parte de sus empleadores extranjeros. La medida implica una
declaración jurada de los beneficiados, que deberán
presentarla ante la Oficina Nacional de Administración Tributaria
(ONAT).
Los gravámenes pueden oscilar entre el 10
y el 50 por ciento de la gratificación recibida.
El economista disidente Oscar Espinosa Chepe consideró
ayer que ``las reuniones colectivas para la aplicación del
impuesto no están saliendo nada bien''.
''Hay mucho disgusto entre la gente'', comentó
Espinosa Chepe. ``Es algo esencialmente injusto por parte del Estado...
¿Qué más va a exigirles este Estado a sus ciudadanos?''
wcancio@elnuevoherald.com
|