S.O.S.
Yutong
Leonel Alberto Pérez Belette
LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - El periódico
Tribuna publicó un artículo sobre las condenas ejemplarizantes
a que fueron sometidos tres jóvenes por incidentes ocurridos
dentro de un ómnibus urbano. Anteriormente, otro hecho similar
fue reportado, aparentemente como advertencia a la ciudadanía.
Sin embargo, los corresponsales gubernamentales sólo se han
contentado con reproducir la información suministrada por
los órganos de justicia, sin adentrarse en el tema a partir
de balancear la noticia con la opinión del resto de la población.
Yadier Balmach, autor del artículo, abunda
sobre las penas carcelarias impuestas a tres jóvenes que,
en estado de embriaguez, presuntamente se comportaron vandálicamente
en la ruta 114, el pasado 29 de diciembre.
Fueron condenados por los tribunales a castigos que
van desde dos hasta cinco años de cárcel. “El
mensaje sí es claro: no habrá impunidad para quien
atente contra la tranquilidad ciudadana” –concluye el
artículo.
Aunque las sanciones son desproporcionadas, es genuino
que el estado defienda sus propiedades. Pero, ¿por qué
no indagar cuál es la opinión de la población
al respecto? Desde la óptica del que recibe el servicio.
¿Son meras víctimas de la mala conducta del pueblo
todos los chóferes y cobradores? ¿El estado brinda
un servicio de excelencia, como para andar dando esplendorosas lecciones?
¿Por qué la policía no asume su papel regulador
ante otros hechos similares que ponen en peligro la vida de los
adolescentes?
Algunas rutas de ómnibus urbanos han mejorado
considerablemente, a partir del incremento del parque de vehículos
en la capital, casi todos de la marca china Yutong. De existir un
solo bus cubriendo una ruta, o ninguno, a que al menos exista una
regularidad es agradecido por los ciudadanos.
Se espera la llegada, en los próximos meses,
de ómnibus de factura ucraniana.
A pesar de lo anterior la demanda aún supera
con creces la disponibilidad. Además, las notas informativas
hablan de cantidad pero no de calidad, sobre todo en cuanto al servicio.
Los ómnibus transitan abarrotados por decisión de
los chóferes y los desesperados pasajeros hacen lo imposible
por llegar a su destino. Algo entendible, pero sin dudas una de
las causas del deterioro de los ómnibus.
Los ómnibus son nuevos, pero los conductores
y pasajeros son los mismos. El maltrato, que se extiende a casi
todos los sectores de la vida social, es una cadena reciproca y
cotidiana entre una buena parte de los pasajeros y los chóferes.
Las malas conductas enraizadas a través de casi medio siglo
no se cambian de un día para otro por decreto.
Algunos pasajeros se quejan de que los cobradores
no suelen dar el vuelto cuando cobran el pasaje, o se demoran intencionalmente
para quedarse con el cambio. Además de que se roban parte
de las recaudaciones. Algunos conductores llegan a imponer tarifas
a su antojo; sobre todo cuando se trata de ómnibus pertenecientes
a otras entidades estatales. Los inspectores que supuestamente deben
supervisar el servicio brillan por su ausencia y su eficacia es
cuestionable.
Algunos habaneros han propuesto adoptar el sistema
de billetes de viaje o pase mensual, existente en otros países.
Esto podría aumentar el número de chóferes,
a la par de beneficiar a sectores menos favorecidos, o que necesitan
viajar constantemente: ancianos, impedidos físicos, estudiantes,
padres de familias con muchos hijos, trabajadores de determinadas
entidades, entre otros.
Hay personas que aseguran que algunos chóferes
conducen los ómnibus en estado de embriaguez, sobre todo
en la madrugada. Otros conducen a exceso de velocidad, y frenan
bruscamente. Otras veces andan a paso de tortuga pues cuando se
apresuran incumplen el horario establecido.
El horario de los ómnibus es otro inconveniente,
pues rara vez se anuncia y es una rareza que se cumpla.
La policía permanece indiferente ante el nuevo
pasatiempo favorito de muchos adolescentes: viajar colgados de los
ómnibus en bicicletas, patines y hasta con los pies sobre
el pavimento mojado. Este “pasatiempo” ha contribuido
al deterioro de los ómnibus y ha costado ya varias vidas.
Otro asunto es la mala calidad de los ómnibus
adquiridos. Uno de los mecánicos encargados del mantenimiento
dijo a este reportero: “Los motores son de buena calidad,
aunque la cantidad de poleas que exige me hace dudar en cuanto al
suministro de piezas de repuesto en el futuro. Los plásticos
también son resistentes, pero las partes metálicas
son algo débiles para el estado de las calles y el uso que
se les da a estos vehículos”.
El pueblo cubano tiene un alto nivel de instrucción,
pero el grado de cultura cívica se ha deteriorado desde 1959.
A pesar de lo anterior, no todo es malo. Algo que los entrevistados
ven como positivo es que algunos buenos comportamientos sociales
como ceder el asiento a una embarazada o a un anciano, dar la mano
a una mujer al descender y pedir permiso al moverse en el ómnibus,
se van recuperando poco a poco.
|