El
peor año de la crisis en Cuba
CARLOS FRANQUI
El 2007 ha sido el peor año de la prolongada crisis de Cuba.
La estancia del padrino Chávez y el mutis del Castro mayor
ayudan al Castro menor a continuar en el poder.
La distancia entre Raúl Castro y Chávez
desaparece, con la alegría del coronel, antes sombra de Castro
y ahora, con el opaco Raúl, caudillo continental.
Mientras, la nomenclatura reconoce el fracaso y la
necesidad de los cambios. La cúpula admite que nada funciona,
pero ni actúa ni hace nada.
El descontento popular crece, los estudiantes y la
Juventud Comunista protestan públicamente.
Parecería que Cuba se hunde: según
Lugo, responsable agrícola del Comité Central, el
50% de las tierras productivas son aromales --un arbusto impenetrable--,
el 30% estatal no produce y al 10% en mano de campesinos privados
se les paga a bajos precios o no se les paga, ni se les facilita
transporte. La producción cae y el hambre aumenta.
Según el vicepresidente Lage, de las seiscientas
mil viviendas del país, el 70% se derrumba y el resto está
mal.
El comandante raulista Rosales, ministro de la Industria
Azucarera, la desmantela. De las ciento cincuenta fábricas
quedan sólo cincuenta --acaban de regalarle catorce a Chávez--,
cientos de miles de técnicos y obreros han quedado sin trabajo
y la zafra de este año sólo produjo un millón
de toneladas de azúcar, que eran las que se fabricaban hace
un siglo.
Según reflexión del Castro mayor este
año los estudiantes no pudieron ir a trabajar en la agricultura
por carencia de transporte y de alimentos.
Los pueblos y ciudades de la isla sin transporte
se han convertido en aldeas incomunicadas.
En Santiago de Cuba, donde un vaso de agua bebible
vale un peso, el candidato Raúl Castro en un mitin ha prometido
agua para el 2009.
La industria ganadera cayó en picada: no hay
carne ni leche y Raúl Castro reconoce que tuvo que importar
leche en polvo para los niños menores de siete años.
Lage anunció en Santiago de Cuba que en el
2007 hubo un millón de operaciones para extranjeros con dólares
en las clínicas del apartheid médico, pero los hospitales
y farmacias del pueblo carecen de todo.
En las asambleas críticas de toda la isla
la gente exige cambios. En encuestas nacionales publicadas en Juventud
Rebelde, jóvenes comunistas de toda la isla exigen reformas
totales, en Santiago de Cuba los estudiantes manifiestan en protestas
callejeras y en La Habana apedrean los ómnibus.
Lage Jr., presidente de la Federación Estudiantil
Universitaria, reclamó públicamente autonomía
universitaria, incitando a los estudiantes a tomar las aulas y contestando
en asambleas al talibán Roque, ministro de Relaciones Exteriores
y protegido de Fidel Castro. Ya lo ''sustituyeron'' y ahora intentan
controlar y disminuir las críticas, pero el control se les
ha escapado y parece difícil que lo recuperen.
El Castro mayor mandaba, controlaba todo y no permitía
declaraciones contradictorias. El Castro menor no gobierna, reconoce
públicamente el fracaso, pero no hace los cambios económicos
de los que habló cuando dijo: ``Aquí el problema no
es el imperialismo, el problema es el hambre''.
Los lectores se preguntarán: ¿Está
muerto el pueblo cubano que sufre tanta hambre y opresión
y no se rebela?
La respuesta la da el comunismo totalitario que anula
la individualidad, la familia y la colectividad, además de
la práctica fidelista de que, en tiempos de crisis, ``el
poder se mantiene con el terror y el hambre''.
La gente trata de sobrevivir día a día,
la costumbre y el terror la vuelven impotentes, se refugian en el
cuerpo, el robo al estado corruptor, en la mentira, la prostitución
y en eso que Raúl Castro definió como ''sociolismo''
y no socialismo.
Como el estado decide por ellos, la gente no sabe
decidir: si alguno llega al exilio y lo llevan a una tienda a comprar
un par de zapatos, exclama dirigiéndose al acompañante:
``Escoge tú, yo no sé porque nunca decidí nada''.
La segunda generación del poder reconoce el
fracaso, pero difícilmente actuará, en espera de un
posible general a lo Putin que los mantenga y proteja.
Chávez con sus petrodólares no es la
Unión Soviética que mantuvo y protegió al castrismo
por casi treinta años.
¿Qué producirá la irreversible
crisis? ¿Un cambio arriba en la cúpula, un estallido,
una rebelión pacífica?
La oposición pacífica y la prensa independiente
brutalmente reprimidas por Raúl Castro, el represor de siempre,
resisten.
En tiempos próximos el choque entre el aparato
de terror y la juventud decidirán el destino de Cuba, que
no será el de ''libertad o muerte'', sino el de muerte o
libertad.
Periodista cubano, ex director del diario `Revolución'.
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