La
eterna culpa de los otros
Informe económico de 2007: La responsabilidad de todo la
tiene el totí.
Yodel Pérez Pulido, Manaos
Uno de los mejores "actores" del escenario político-económico
de la Isla es, sin dudas, José Luis Rodríguez. Cada
año, el ministro de Economía —pausado, apenas
altivo—, junto a Osvaldo Martínez, asesor económico
de la Asamblea Nacional, intenta disimular, y quién sabe
si ocultar, el gran engendro de la supervivencia.
Una especie de película filmada con urgencia
y con la tesis central de que "sólo nosotros podríamos
lograr tales avances", revive el gran nerviosismo a la hora
de rendir cuentas de los resultados a los mudos parlamentarios que
aprueban sin chistar lo discursado por quienes de verdad "gobiernan".
Según cifras oficiales, desde 2004 Cuba ha
incrementado su PIB en un 42%. Estadísticas que, aunque reconocidas
por la CEPAL, muchos especialistas ponen en duda ante la levedad
de un crecimiento que no reconoce y mucho menos refleja mejores
condiciones de vida para la gente de a pie. Esa que tiene que asumir
los resultados con la frivolidad de las letras grandes y rojas con
que se publica la "novedad" en la prensa oficialista.
Huracanes y lluvias
Otra vez, los grandes culpables de los incumplimientos
económicos han sido los fenómenos naturales. Aunque
todavía no se recuerda un año en que Cuba no haya
sufrido los embates atmosféricos, los vientos fuertes y las
lluvias han sido "responsables" de los bajos rendimientos
agrícolas, la escasa producción de alimentos y la
improductividad de diversas empresas y organismos estatales.
Las lluvias no sólo dejaron sin casas a miles,
sino que "incidieron profundamente" en el bajo rendimiento
económico. Otros fenómenos externos, como la elevación
del precio de algunos alimentos en el mercado internacional y coyunturas
políticas inestables, también fueron declarados culpables.
Sin embargo, al parecer, estas adversidades no afectaron
un elemento singular dentro del puzzle económico nacional:
la productividad del trabajo, que se mide por la asistencia y vinculación
del trabajador al centro laboral, no importa si algún que
otro día asiste a una reunión política o sindical.
Con las nuevas medidas decretadas por el régimen para implantar
más disciplina, los trabajadores se ausentaron menos este
año, según el propio gobierno. Un dato valorado casi
como novedad en el informe económico de 2007, que lo refleja
con un crecimiento del 5%.
Por increíble que parezca, tampoco la "revolución
energética" tuvo problemas. El crecimiento (más
político que real) se refleja en la instalación de
más grupos electrógenos y una disminución de
los apagones, debido al subsidio petrolero venezolano.
Lo más llamativo del discurso económico
de fin de año, tragado pasivamente por el 100% de los parlamentarios,
tiene que ver con una tabla nutricional que el propio ministro de
Economía hizo pública. Según los cálculos
oficiales, los cubanos en 2007 elevaron su nivel nutricional a 3.287
kilocalorías y consumieron diariamente 89,9 gramos de proteínas.
Estos datos, además de ridículos, resultan sumamente
controversiales en medio de la hambruna y los altísimos precios
de los alimentos, muchos inaccesibles para la gente común,
como la leche y la carne de vacuno.
Aunque este informe fue publicado por la prensa oficialista,
su impacto entre los cubanos apenas es conocido. Un análisis
crítico no tendría espacio en dichas páginas.
Los incrementos sustanciales en los sectores del
transporte, la industria y los servicios, que presenta el gobierno,
también son inverosímiles ante la dura realidad. Si
algo creció en Cuba durante 2007, fue la incertidumbre. Aunque
el discurso político asevere que dichos avances tienen un
impacto directo en la población, al igual que "las obras
sociales" vinculadas a la "batalla de ideas".
Sin producción no hay país
Si la venenosa carne de puerco subió de precio
o escaseó a finales de año, lo que no reflejó
el informe económico —ni mucho menos las "estampas
navideñas" de la prensa— fue el aumento en las
ventas de manzanas. Las TRD (Tiendas Recaudadoras de Divisas) dispusieron
de mayor cantidad del producto y mucha gente compró la fruta
importada para darle más swing a las "nuevas" conmemoraciones.
Así podrían describirse algunos fragmentos
del informe económico del ministro de Economía, quien
llamó a reducir en 2008 las importaciones de alimentos como
arroz, frijoles, leche, frutas y harina de trigo.
El llamamiento a no hacer planes económicos
sin tener en cuenta los recursos disponibles, y a una planificación
y gestión económica más eficiente, fueron otros
de los aspectos positivos del informe, así como la discreción
al reconocer los avances en relación con ese estilo de trabajo.
Al fin y al cabo, si algo se desprende del análisis
sobre la verborrea económica tradicional en la Cuba subvencionada
por el petróleo venezolano, es que muchos de los datos y
hechos no son reales. Un país no puede crecer si no produce,
ni con hambre en la esperanza de la gente y, claro está,
en sus estómagos, y menos sin libertad, sin viviendas para
una vida digna…
Cuando se deje de mirar la paja en el ojo ajeno
y se comience a reconocer cuán improductivo es el engendro
económico fidelista, los ojos nacionales brillarán
decorosamente.
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