7 de enero de 2008

Los campesinos cubanos tienen una sugerencia sobre cómo

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The Miami Herald
SANTIAGO DE CUBA

Entréguenle las tierras propiedad del estado y permitan un poco de capitalismo.

''Todos estamos esperando algún cambio; un nuevo sistema que te permita tener una vida mejor y hacer algún negocio'', dijo Elena, una pequeña campesina del área de Santiago de Cuba. ``Aquí ni siquiera eres el dueño de lo que es tuyo''.

El gobernante interino, Raúl Castro, ha aclarado --mientras se enfrenta a la enfermedad de su hermano Fidel-- que uno de los principales problemas que el país enfrenta es cómo poner más alimento en las mesas sin comprometer la doctrina socialista de la revolución de 49 años.

Declaró la guerra a la agricultura ineficiente, duplicó o triplicó algunos de los precios que el gobierno paga a los campesinos y se quejó de que millones de acres están ahora paralizadas. Los funcionarios dijeron que incluso permitirían más inversiones extranjeras en el sector alimentario.

El resultado: el gobierno sostuvo a fines del mes pasado que la economía agrícola había crecido un asombroso 24 por ciento en el 2007, después de tres años seguidos de bajas.

Pero los precios de los alimentos siguen altos: una libra de tomates puede costar el precio de un día de trabajo, en un país donde el sueldo promedio semanal es de $3.25. Cuba está gastando anualmente $1,600 millones en importación de alimentos, incluyendo $350 millones el año pasado, solamente de Estados Unidos.

Aunque muchos campesinos están de acuerdo en que el gobierno de Raúl Castro está tomando nuevo interés en impulsar la producción, dicen que sólo dar tierra a los campesinos privados y permitir un poquito más de capitalismo en Cuba comunista superará los muchos obstáculos en un país controlado por el gobierno y un sector agricultor tremendamente ineficiente.

''Dicen que están reviviendo la agricultura'', dijo Luis, un campesino del centro de Cuba que se puso a sembrar después de retirarse del manejo de ganado. ``¿Revivir qué? Mire las condiciones en que vivimos. A veces no puedo siquiera vender, porque si lo hiciera, no tendría nada que comer''.

Miró hacia su propiedad, una colección de chozas pobres con una delapidada letrina de inodoro y una guía telefónica que sirve de papel sanitario.

El gobierno de Cuba es propietario del 85 por ciento de su tierra arable y controla todos los suministros como semillas, herbicidas, alimentos y combustible. Los campesinos privados que poseen los otros 15 por ciento producen el 60 por ciento de los alimentos de la isla, admitió el gobierno.

Los expertos estiman que hay unos 225,000 campesinos privados en Cuba, así como otros 350,000 que trabajan en cooperativas y son propietarios de sus tierras, dentro de un sistema que por mucho tiempo ha estado dominado por las fincas colectivas, propiedad del estado, al estilo soviético.

El gobierno obliga a los campesinos a venderle una gran cuota de sus productos a precios baratos, para luego despacharlos a los cubanos como parte de sus tarjetas mensuales de racionamiento. Sólo después que los campesinos han cumplido con las cuotas del gobierno es que pueden vender el resto a los mercados, donde los precios se determinan de acuerdo con la oferta y demanda.

Bajo Raúl Castro, algunos campesinos han comenzado a recibir lotes de terrenos abandonados del estado en la esperanza de que puedan convertirlos en productivos, dijeron algunos campesinos. Es un esfuerzo que comenzó en los 1990 y aparentemente ha sido revivido como parte de la batalla de Castro contra el marabú, los arbustos espinosos que amenazan gran parte de la tierra arable.

''Todo lo que ves por aquí es marabú'', dijo Nelson, un campesino de Ciego de Avila, en Camagüey. ``El estado tiene toda esta tierra y no está haciendo nada con ella. Van a comenzar a repartirla a la gente. Llevan años luchando con eso y ahora es que comienzan a hacer algo''.

Raúl Castro dice que el problema con la producción de alimentos no es la falta de tierras.

''Me parece que hay bastantes tierras'', dijo Raúl Castro en un discurso en Ciego de Avila en julio. ``Cuando manejaba por aquí vi que todo estaba verde y bonito pero lo que captó mi atención, y lo que encontré bonito, era el marabú a lo largo de la carretera''.

El gobierno cubano estima que al menos un tercio de su tierra arable está cubierta de marabú, que a veces llaman ''hierba bruja'' porque es muy difícil de exterminar. Unos 3 millones de acres de tierra agrícola --propiedad en su mayor parte del estado-- ahora están cubiertos por la hierba, de acuerdo con los reportes de la prensa del gobierno.

''Nos enfrentamos a la imperativa de hacer nuestra tierra más productiva, y la tierra está ahí para labrarse'', dijo Raúl Castro. ``Debemos ofrecer a esos productores los incentivos adecuados por el trabajo que hacen bajo el sofocante calor que hay en Cuba''.

Pero los campesinos sostienen que hay otros problemas: los precios que el gobierno paga por sus cosechas apenas les permiten cubrir sus gastos. Las ganancias llegan solamente de lo que pueden vender en los más lucrativos mercados campesinos.

Los suministros controlados por el gobierno, como la comida de animales y los fertilizantes son difíciles de encontrar y con frecuencia costosos, dijeron. Si el gobierno realmente quiere aumentar la producción de alimentos, necesita proveer a los cosecheros las maquinarias, el combustible, y otras necesidades, dijeron muchos campesinos.

 

 
 
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