Los
campesinos cubanos tienen una sugerencia sobre cómo
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The Miami Herald
SANTIAGO DE CUBA
Entréguenle las tierras propiedad del estado
y permitan un poco de capitalismo.
''Todos estamos esperando algún cambio; un
nuevo sistema que te permita tener una vida mejor y hacer algún
negocio'', dijo Elena, una pequeña campesina del área
de Santiago de Cuba. ``Aquí ni siquiera eres el dueño
de lo que es tuyo''.
El gobernante interino, Raúl Castro, ha aclarado
--mientras se enfrenta a la enfermedad de su hermano Fidel-- que
uno de los principales problemas que el país enfrenta es
cómo poner más alimento en las mesas sin comprometer
la doctrina socialista de la revolución de 49 años.
Declaró la guerra a la agricultura ineficiente,
duplicó o triplicó algunos de los precios que el gobierno
paga a los campesinos y se quejó de que millones de acres
están ahora paralizadas. Los funcionarios dijeron que incluso
permitirían más inversiones extranjeras en el sector
alimentario.
El resultado: el gobierno sostuvo a fines del mes
pasado que la economía agrícola había crecido
un asombroso 24 por ciento en el 2007, después de tres años
seguidos de bajas.
Pero los precios de los alimentos siguen altos: una
libra de tomates puede costar el precio de un día de trabajo,
en un país donde el sueldo promedio semanal es de $3.25.
Cuba está gastando anualmente $1,600 millones en importación
de alimentos, incluyendo $350 millones el año pasado, solamente
de Estados Unidos.
Aunque muchos campesinos están de acuerdo
en que el gobierno de Raúl Castro está tomando nuevo
interés en impulsar la producción, dicen que sólo
dar tierra a los campesinos privados y permitir un poquito más
de capitalismo en Cuba comunista superará los muchos obstáculos
en un país controlado por el gobierno y un sector agricultor
tremendamente ineficiente.
''Dicen que están reviviendo la agricultura'',
dijo Luis, un campesino del centro de Cuba que se puso a sembrar
después de retirarse del manejo de ganado. ``¿Revivir
qué? Mire las condiciones en que vivimos. A veces no puedo
siquiera vender, porque si lo hiciera, no tendría nada que
comer''.
Miró hacia su propiedad, una colección
de chozas pobres con una delapidada letrina de inodoro y una guía
telefónica que sirve de papel sanitario.
El gobierno de Cuba es propietario del 85 por ciento
de su tierra arable y controla todos los suministros como semillas,
herbicidas, alimentos y combustible. Los campesinos privados que
poseen los otros 15 por ciento producen el 60 por ciento de los
alimentos de la isla, admitió el gobierno.
Los expertos estiman que hay unos 225,000 campesinos
privados en Cuba, así como otros 350,000 que trabajan en
cooperativas y son propietarios de sus tierras, dentro de un sistema
que por mucho tiempo ha estado dominado por las fincas colectivas,
propiedad del estado, al estilo soviético.
El gobierno obliga a los campesinos a venderle una
gran cuota de sus productos a precios baratos, para luego despacharlos
a los cubanos como parte de sus tarjetas mensuales de racionamiento.
Sólo después que los campesinos han cumplido con las
cuotas del gobierno es que pueden vender el resto a los mercados,
donde los precios se determinan de acuerdo con la oferta y demanda.
Bajo Raúl Castro, algunos campesinos han comenzado
a recibir lotes de terrenos abandonados del estado en la esperanza
de que puedan convertirlos en productivos, dijeron algunos campesinos.
Es un esfuerzo que comenzó en los 1990 y aparentemente ha
sido revivido como parte de la batalla de Castro contra el marabú,
los arbustos espinosos que amenazan gran parte de la tierra arable.
''Todo lo que ves por aquí es marabú'',
dijo Nelson, un campesino de Ciego de Avila, en Camagüey. ``El
estado tiene toda esta tierra y no está haciendo nada con
ella. Van a comenzar a repartirla a la gente. Llevan años
luchando con eso y ahora es que comienzan a hacer algo''.
Raúl Castro dice que el problema con la producción
de alimentos no es la falta de tierras.
''Me parece que hay bastantes tierras'', dijo Raúl
Castro en un discurso en Ciego de Avila en julio. ``Cuando manejaba
por aquí vi que todo estaba verde y bonito pero lo que captó
mi atención, y lo que encontré bonito, era el marabú
a lo largo de la carretera''.
El gobierno cubano estima que al menos un tercio
de su tierra arable está cubierta de marabú, que a
veces llaman ''hierba bruja'' porque es muy difícil de exterminar.
Unos 3 millones de acres de tierra agrícola --propiedad en
su mayor parte del estado-- ahora están cubiertos por la
hierba, de acuerdo con los reportes de la prensa del gobierno.
''Nos enfrentamos a la imperativa de hacer nuestra
tierra más productiva, y la tierra está ahí
para labrarse'', dijo Raúl Castro. ``Debemos ofrecer a esos
productores los incentivos adecuados por el trabajo que hacen bajo
el sofocante calor que hay en Cuba''.
Pero los campesinos sostienen que hay otros problemas:
los precios que el gobierno paga por sus cosechas apenas les permiten
cubrir sus gastos. Las ganancias llegan solamente de lo que pueden
vender en los más lucrativos mercados campesinos.
Los suministros controlados por el gobierno,
como la comida de animales y los fertilizantes son difíciles
de encontrar y con frecuencia costosos, dijeron. Si el gobierno
realmente quiere aumentar la producción de alimentos, necesita
proveer a los cosecheros las maquinarias, el combustible, y otras
necesidades, dijeron muchos campesinos.
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