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17 de diciembre de 2008
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Oxígeno contaminado

Miguel Iturria Savón.

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - La primera quincena de diciembre tuvo en La Habana aires de invierno, muchas colas y cierta atmósfera festiva.


Millares de personas acudieron a las salas oscuras para disfrutar las propuestas del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. También hubo béisbol en el estadio del Cerro y en otros coliseos del país; algunas óperas en el “García Lorca”; las telenovelas brasileñas en la tele y celebraciones simbólicas como el surgimiento del Ejército Rebelde, el día 2; la caída en combate del general Antonio Maceo, el 7, y la marcha del 10 por el aniversario 60 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, tema tabú para el gobierno y de denuncia para los opositores que llegaron al Parque Villalón del Vedado, donde fueron golpeados u apresados, mientras en el Palacio de las Convenciones las figuras del régimen teorizaban sobre el asunto ante la prensa internacional.

La cartelera mediática puso en primer plano, además, los reportes sobre las maravillas del socialismo criollo, la Cumbre del CARICOM celebrada en Santiago de Cuba, el viajecito de Raúl Castro a Caracas y Brasil, y hasta el “oxígeno que representa para los cubanos” la disminución del precio de la gasolina y de los teléfonos celulares (en divisa), ofrecidos por las empresas estatales que controlan el petróleo y las telecomunicaciones.

La mayoría de los cubanos no poseemos automóviles ni teléfonos portátiles, pero hay que reconocer que el 10 por ciento de la población que recibe divisas podrá adquirir los celulares por el “módico precio” de 111 pesos convertibles, más de cinco veces el salario mensual de un profesor universitario.

La medida, por tanto, es recibida con beneplácito por la minoría de automovilistas que contaminan la atmósfera con sus autos viejos y ruidosos, por las chicas que tienen novios extranjeros, los trabajadores de turismo u otros centros de moneda dura, los que reciben remesas desde el exterior y pueden darse el lujo de comprar un celular, y pagar entre 20 y 50 pesos convertibles al mes para estar en línea con algunos amigos y familiares.


Creo que lo demás es cuento de camino, pues los cubanos estamos muy angustiados con la sobrevida para pensar en el precio de la gasolina y de los celulares que la mayoría no puede adquirir.

Una colega, Milagro L. Guereño,  de Colpisa, dijo, sin embargo, que “Con la adopción de estas medidas, la isla abre un poco más su modelo económico". Al referirse a la visita de Raúl Castro a Venezuela, la ve como “Otro gesto de apertura paulatina”. ¡Qué imaginación!

Otro ángulo visual lo aporta un periodista independiente que no posee automóvil ni celular, pero aprecia “la rebaja sustancial en los precios de la telefonía móvil”, como una victoria de los reformistas que forcejean dentro del gobierno para modernizar el país.


Hay interpretaciones contrapuestas sobre las cosas que sucedan en esta isla, donde no pasa casi nada. Al menos en el tema de la apertura y los cambios democráticos, más virtuales que reales. Tal vez el frío de diciembre, las películas del festival y las colas del fin de año oxigenen nuestra atmósfera y bajen las tensiones, el simbolismo ritual y las pasiones.

culturakiss@yahoo.es

 

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