I ESPAÑOL I ENGLISH I CONTACTO I NOSOTROS I NOTICIAS POR E-MAIL
15 de diciembre de 2008
IMPRIMIR

Los olvidados

Tania Díaz Castro 

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Me pregunto si las personalidades políticas e intelectuales de numerosos países, que mostraron su inconformidad cuando 75 opositores pacíficos, periodistas y bibliotecarios independientes fueron condenados en 2003 a largas penas de prisión, se acuerdan de que la gran mayoría -cincuenta y nueve- continúa en las cárceles.  

Han transcurrido más de cinco años, y nadie, ni la Unión Europea, los ha tenido en cuenta a la hora de fortalecer nexos con el gobierno de la isla.  

En el libro Cien horas con Fidel, del periodista francés Ignacio Ramonet, se relatan los motivos que indujeron a Fidel Castro a tomar una decisión que perjudicó aún más la imagen de su dictadura: el encarcelamiento de los 75 se debió al conflicto político que en aquellos momentos atravesaba su régimen con Estados Unidos, país que históricamente se ha solidarizado con grupos o movimientos políticos que luchan contra el comunismo.  
Los juicios sumarios y las condenas coincidieron con la guerra contra la dictadura de Hussein. “Algo que se podía percibir a través de la propaganda y las discusiones”, según expresó Castro a Ramonet. 

Quiere decir que las leyes draconianas que se aplicaron a los disidentes se inspiraron en causas ajenas al trabajo desplegado por ellos durante años. En la página 504 del libro Fidel Castro lo acepta cuando dice: “Leyes durísimas que hicimos”.  

No es de extrañar que dichas condenas causaran asombro a los países miembros de la Unión Europea y al resto del mundo. Mucho más la pena capital impuesta en aquellos días a tres jóvenes habaneros, cuyo único delito fue intentar salir del país, sanción que “sirvió como escarmiento ¨, como expresara el canciller cubano.  

En el capítulo 21 del libro de Ramonet, Fidel Castro interpreta la solidaridad brindada por el jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos a organizaciones de derechos humanos, como un  acto provocativo, y a las palabras de Cason sobre la libertad, como insultos y groserías.

Sin embargo, oculta que fue el señor Manuel David Orrio, agente suyo disfrazado de periodista independiente, quien solicitó y organizó las reuniones a las que se refiere en la residencia diplomática, provocación en la que cayeron no sólo los opositores pacíficos, sino también el señor Cason. 

Por último, cabe preguntarse: ¿Las bárbaras condenas, además de tratarse de actos de venganza, no podían haber agravado (en un caso real) la situación de Cuba frente a la posibilidad de una agresión de Estados Unidos?  

 

GALERÍA DE ARTE
CARTELES DE CUBA
GALERÍA DE FOTOS
Fotos de Nury A. Rodríguez
REVISTA CUBANET
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.