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10 de diciembre de 2008
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Cuba y la Declaración Universal de Derechos Humanos 

Miriam Leiva 

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - El 10 de diciembre de 1948 la humanidad logró por primera vez un documento detallado sobre los derechos humanos y las libertades fundamentales. La Declaración Universal de Derechos Humanos fue adoptada en el Palacio Chaillot de París por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, establecida en 1945 y compuesta por 58 estados.   

La Comisión de Derechos Humanos de la ONU había sido creada en 1946, estaba integrada por 16 miembros y presidida por la Sra. Eleonor Roosevelt. El principal tema de su agenda fue la elaboración de la Declaración, para lo cual estableció un Comité de Redacción, integrado por 8 miembros pertenecientes a Australia, Chile, China (Taiwán), Francia, Líbano, URSS, Reino Unido y Estados Unidos de América.  El Embajador cubano Dihigo estuvo muy activo en la presentación de propuestas al proyecto de documento final.   

Era el resultado del largo proceso de desarrollo de la preocupación por el hombre, persona humana, y todo a cuanto tiene derecho, presente ya en la Magna Carta de Juan Sin Tierra en 1215. Pero la concepción evolucionó hacia la idea moderna como un proyecto de la Ilustración, y la expresión Derecho del Hombre-jura hominum- se encuentra por primera vez en la Historia Diplomática Rerum Betaviarum de Volmerus. 
Luego siguen importantes documentos en la Inglaterra pre y revolucionaria: Petition of Rights, de 1628; Acta de Habeas Corpus de 1679 y el Bill of Rights de 1689. De gran inspiración han sido la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América de 1776 y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 en Francia, que introdujo la necesidad de vincular la protección de los derechos fundamentales con la adopción de medidas jurídicas. 

La Declaración Universal de Derechos Humanos está compuesta por un preámbulo y 30 artículos. Los votos fueron 48 a favor, ninguno en contra y 8 abstenciones de Arabia Saudita, Bielorrusia, Checoslovaquia, Polonia, Ucrania, Unión Sudafricana, URSS y Yugoslavia.  No participaron en la votación Honduras y Yemen.  

A pesar de la disparidad de posiciones ideológicas y políticas, las atrocidades sufridas durante la II Guerra Mundial y las profundas cicatrices que recién comenzaban a sanar, llevaron a los miembros de las Naciones Unidas a esforzarse por contribuir al auge de un mundo de paz, respeto y solidaridad entre los seres humanos. 

Sin embargo, la Declaración no era un documento vinculante y carecía de mecanismo de vigilancia, por lo que debía ser complementada. Ya en 1966 la Asamblea General de la ONU aprobó, luego de arduos procesos de redacción, el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, que entraron en vigor en 1976. Los tres documentos constituyen la Carta de Derechos Humanos.  

Paralelamente se adoptaron convenciones y otros documentos sobre temas fundamentales relativos a los derechos humanos, como niñez, discriminación racial y de la mujer, tortura, genocidio, tratamiento a los prisioneros, etc. 

Lamentablemente, el gobierno de Cuba rechazó compromisos sólidos en relación con un tema de tanta importancia. Solamente en diciembre de 2007 firmó ambos pactos, con gran despliegue propagandístico que alentaron a la comunidad internacional a creer que ese paso constituía una primera demostración de que los cambios prometidos por Raúl Castro, como presidente provisional entonces, comenzarían efectivamente. 

Al arribar al aniversario 60 de la Declaración Universal, los pactos no han sido ratificados, quedan 55 prisioneros de conciencia de los 75 llevados a prisión en marzo de 2003 junto a unos 200 presos políticos pacíficos, y los cambios estructurales y de conceptos se encuentran detenidos.

A pocos días de cumplirse 50 años de régimen totalitario, el próximo 1 de enero, el pueblo cubano está sumido en la crisis económica, política y social más intensa de su historia, profundizada por los tres poderosos huracanes que asolaron el país este año, y abocado a las repercusiones de la crisis económica internacional. 

Son esas razones más que suficientes para liberar a personas injustamente encarceladas y al pueblo que tiene derecho a todos los enunciados de la Carta de Derechos Humanos, a fin de poder desplegar sus potencialidades y creatividad para beneficio de las familias cubanas, y que la Patria pueda hacer frente a los retos e insertarse en los grandes progresos del siglo XXI. 

Sería una demostración de buena voluntad, que despejaría las dudas sobre la búsqueda engañosa de una evaluación positiva del escrutinio que el Comité de Derechos Humanos realizará al gobierno de Cuba en febrero de 2009. 

 

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