26 de agosto de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Quemador de discos

Aleaga Pesant 

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Llegó de Oriente hace  20 años.  Casado con una bella mulata habanera, el quemador de discos vive en Centro Habana. Parte importante de su mercado lo tiene en el Callejón de Hamel a unas cuadras de la calle San Lázaro. 

No la tiene fácil. En el cerrado mercado cubano de discos, los quemadores independientes pululan por la ciudades y municipios de la isla. Por eso, su nicho de producción es la música afrocubana tradicional y la actual.  Sus baluartes, la rumba, el guaguancó, el hip hop y el rap. 

Según nos comenta, para el turista los discos preferidos son los de las emblemáticas agrupaciones Clave y Guaguancó, Rumberos de Cuba, Muñequitos de Matanzas y Yoruba Andabo, y de los cantantes Pedro Fariñas y el desaparecido Lázaro Ross. Los vendedores son jóvenes que interactúan con los extranjeros y se los ofrecen a precios que oscilan entre 5 y 10 CUC. 

En el mercado cubano, los discos más vendidos pertenecen a bandas de hip hop como: Snoop Dog, Fifty Cent y Ja Rule.  De los raperos los más aceptados son: Tiángulo Oscuro, Tito la Escuela y Los Aldeanos. Estos últimos tan denostados por las autoridades culturales y la policía  como la banda de rock Porno para Ricardo.

Como buen empresario emergente, el quemador de discos tiene las preferencias del público definidas y se mueve con habilidad en el mercado musical. Posee más de 1000 megabites de grabaciones sonoras y otro tanto de audiovisuales. Estas últimas de menor salida en el mercado, según nos cuenta, pero también de amplia aceptación, sobre todo en personas de más de treinta años. 

Otro mercado emergente, al que también suministra su producto terminado son los vendedores de discos callejeros. Estos últimos con definiciones coyunturales de clientes, a los cuales entrega material más reciente o música que tenga éxito en el momento, como Ricardo Arjona, en el caso internacional, o la Charanga Forever, en el nacional. Sin descontar a Chucho Valdés y hasta Carlos Varela, pasando por Joaquín Sabina o Rocío Jurado.  

Los precios de los discos quemados oscilan entre 1.5 y 2 CUC, según el pedido e incluyen caja y carátula, así como la máscara del disco. Según cuenta “el quemador”, la inversión en la calidad es una de las más importantes al permitir ampliar el marco de clientes, así como potenciar su fidelidad.  

Si en principio el quemador de discos se concentraba en la música, la dinámica del mercado lo hizo ampliar su espectro de productos. De esa manera llegó al audiovisual, sobre todo a las películas y las telenovelas mexicanas, de amplia aceptación entre las amas de casa. También incluye en su carpeta de productos los  seriales norteamericanos como, 24 horas o Escape de la prisión, más aceptados entre los hombres.   
 
A puro coraje y talento el quemador de discos se convirtió no sólo en un hábil comerciante, sino en un conocedor de la tecnología informática, plataforma fundamental de su negocio.   

Según me cuenta, espera, sin mendigar, la llegada de las reformas, para desarrollar y legalizar su pequeño negocio familiar.  

 

 

 

 
 
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