18 de agosto de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Hijas e hijos

José A. Fornaris, Cuba-Verdad

LA HABANA, Cuba, agosto  (www.cubanet.org) - En la calle Nuestra Señora de Regla número 52, en la barriada habanera de Luyanó, está enclavado el Hospital Gíneco-Obstétrico Materno Infantil 10 de Octubre. 

Antes –en los tiempos republicanos- cuando las cosas en Cuba eran simples y la grandilocuencia no era muy necesaria, ese centro hospitalario se llamaba Hijas de Galicia. 

Cierto es que hace varios decenios que ese lugar no tiene nada que ver, salvo alguna excepción que pueda existir, con Galicia. Los niños y niñas que nacen ahí son hijas e hijos de cubanos, y las mujeres que en ese hospital reciben algún tipo de atención ginecológica o en obstetricia, también son cubanas. 

Sin embargo, es casi imposible encontrar a alguien en la isla que no siga llamándole por su nombre original. En ese lugar nacieron dos de mis hijos, así que de alguna manera estoy relacionado con él. 

Pero Hijas de Galicia ha llegado en el actual año a un récord nada envidiable. En pocos meses murieron en ese centro de salud, 18 niños. De enero a mayo  fallecieron 8 pequeñitos, y de mayo al diez de julio, otros diez. 

Todas las muertes, según afirman empleados del hospital, se produjeron en el salón de prematuros. Esas mismas personas aseguran que la causante directa ha sido una bacteria. 

En un principio se valoró el estado clínico de los bebés como un dengue hemorrágico. El diagnóstico estaba equivocado. Luego fueron cerrados los salones de partos y de prematuros y la sala de paridas. Se acometió en esos sitios una decidida arremetida de demolición y reconstrucción de esas áreas, incluyendo la eliminación de todo el equipamiento médico. 

También fue sustituido el director del hospital, y hubo visitas de autoridades nacionales del Ministerio de Salud Pública y de dirigentes del Partido Comunista a nivel provincial, pero ya los niños estaban muertos. 

Los medios en Cuba no han informado nada de esta situación. Recordemos que todos son propiedad del Estado, y al parecer, no existe nada razonable para enarbolar ante la muerte de esos niños. Sobre todo cuando de manera casi constante se habla de una baja tasa de mortalidad a la hora del nacimiento. No hay justificación, se esperó demasiado. 


En estos momentos se habla en Hijas de Galicia del reinicio de todas sus actividades. En la actualidad, el hospital mantiene un perfil bajo. En el propio centro, otras voces están a favor de esperar un poco más. Argumentan que es necesario alcanzar un elevado por ciento de seguridad de que la bacteria ha ido eliminada. 

Hace cuatro años, también por una bacteria, murió en ese hospital otro grupo de niños. Sería en extremo lamentable que un hecho similar vuelva a repetirse. Eso no debe volver a ocurrir.

 

 

 

 
 
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