11 de agosto de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

Con el escudo o sobre el escudo
 
Tico Morales
 
CIEGO DE ÁVILA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Los Juegos Olímpicos son para la humanidad el techo de la paz en el planeta azul de nuestro sistema solar. En esta ocasión se celebran en China, adonde se han ido 16 mil atletas y entrenadores, que incluyen a Cuba;  todos con el deseo de tocar cielo con la gloria olímpica.
 
Visto desde el punto de vista deportivo, se trata de un gran acontecimiento para la raza humana, donde cada país asistente envía a sus delegaciones deportivas como embajadores que llevan con ellas las culturas e idiosincrasias de sus tierras.
 
En Cuba, hace poco, apareció en las pantallas de cine y TV un filme estadounidense titulado 300. En el mismo, un puñado de bravos espartanos se enfrentan al ejército persa, integrado por 10 mil hombres.
 
Los críticos cinematográficos atacaron con saña el filme con posiciones y opiniones políticas para hacer creer que los espartanos jamás consiguieron la divulgada hazaña -aún cuando siempre han defendido la leyenda de David contra Goliat-, y dejando bien claro el mensaje de la predilección por los persas, hoy fieles aliados de La Habana, bajo el nombre de iraníes.
 
Los Juegos Olímpicos no son una batalla campal de sangrientos gladiadores en diferentes circos romanos, es la gran fiesta del músculo y la técnica, donde cada nación quiere ver su pabellón nacional en lo más alto del olimpismo. Los atletas cubanos no van a una guerra, ni con el escudo ni sobre este, solo son seres humanos en camino de demostrar sus habilidades, aunque existe quien quiere hacer de la historia el traspatio de sus ego frustrado.
 
El deporte nacional, la pelota, sigue dejando que desear. En un tope preolímpico, la selección cubana perdió 15 - 3 ante su similar de Corea del Sur, en el estadio Dongdaemun, de Seúl, tope amistoso sí, pero que demuestra cómo vamos a Beijing, aunque los voceros oficiales y comentaristas deportivos  justificaran lo ocurrido con la frase: “Un juego lo pierde cualquiera”, sin tener en cuenta que ninguno de los mejores serpentineros del equipo olímpico pudieron contener una desbordada batería sudcoreana, que decretó marcador de nocao en el mismo sexto capítulo.
 
Vengo de una familia de peloteros, mi abuelo Abilio Morales fue dueño de un club de béisbol muy famoso en la provincia Camagüey, nombrado Deportivo La Argelia, por muchos años campeones de la Liga Provincial. Mi hermano, Andy Morales, quien formó parte del equipo nacional, declarado "héroe de Baltimore", por el jonrón decisivo en un tope amistoso con ese equipo de las Grandes Ligas, decidió escapar de Cuba en el año 2000 para jugar con los Yankees de New York, equipo que lo firmó, porque él quería jugar béisbol libre, y tenía calidad para ello. En Cuba tenia limitada sus potencialidades como atleta, y siempre me
decía: “Niño, aquí se juega con una presión del carajo, cuando sales fuera hasta pa' ir al baño te tienen uno que te vigila; no para cuidarte, sino que ya le perteneces a quien tu sabes, y si por casualidad te cae la mala racha, jamás vuelves a ser de los grandes”.
 
Cuba no está asediada por nadie, Su Santidad Juan Pablo II dejó un mensaje a los cubanos antes de su muerte, en su histórico viaje a la Isla en 1998: "Que Cuba se abra al mundo". Esa frase también debe ser analizada para el deporte. Si los atletas son capaces de competir al más alto nivel y ser retribuidos acorde con su calidad deportiva, no se les debe poner obstáculos. En el mundo libre no sucede así, por ello ningún otro país cacarea que le están robando sus atletas. ¿Por qué negar el desarrollo?

 

 

 

 
 
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