6 de agosto de 2008   IMPRIMIR   VOLVER AL INICIO
 

¡Los que no son cubanos!

Yosvani Anzardo Hernández

HOLGUÍN, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Conversé con un español y descubrí lo fácil que es entenderse con personas de otras culturas. En ocasiones, durante una conversación, se llega a cosas importantes comenzando por temas vulgares. Le pregunté qué era un “pasillo francés”.

El problema es que había escuchado el término en alguna parte pero no tenía la más mínima idea de lo que era. Él frunció el ceño, miró hacia arriba e hizo una ligera mueca con sus labios, expresión facial característica en los que buscan la mejor variante entre muchas para hacerse comprender mejor.

–Es un lugar  donde se satisfacen las necesidades de varias personas, y este contacto puede o no ser anónimo.

Y mencionó como muy conocido el de Sitges, en Barcelona.

Para mí fue suficiente. Entonces comprendí que conozco varios “pasillos franceses”, con distintos estatus, incluso. Sí, porque aquí nos tomamos las cosas muy en serio, por eso nacionalizamos los servicios y el gobierno les puso nombres cubanos y hasta creó comités provinciales y municipales de “pasillos franceses”.

Yo no sé que puedan estar ustedes pensando, pero para muchas personas en Cuba hablar a tontas y locas es una necesidad, y por lo general a nadie le importa quién habla, siempre y cuando sea siempre lo mismo y con ello se complazca uno y al tiempo satisfaga a otros.

Y ya que estaba sobre el tema y nos estábamos entendiendo tan bien, me aventuré a solicitar que me hablara de algo más, relacionado con lo anterior. Entonces me miró y dijo:

-Bueno, existen muchas cosas, todas dentro del a veces variable margen de la tolerancia, la comprensión y el respeto. En ese caso están los “cuartos oscuros”, que también se encuentran hoy en día en muchos hoteles.

En ese punto lo interrumpí, porque no puedo permitir que piense que porque nunca haya salido de Cuba soy un perfecto ignorante. Yo sé lo que es un cuarto oscuro y me molesta que la gente en el mundo crea que somos indios en taparrabos.

Él agregó que es más o menos así, y además, que a estos cuartos se entra sin inhibiciones, a descubrir en la penumbra lo que no se debe a luz del día y a hacer lo que por razones obvias no es posible fuera de ese lugar. Aunque las cosas cambian y con las nuevas tecnologías todo es posible.

Lo que no entendí es por qué según él a estos lugares se entra desnudo. Ya dije que las tecnologías cambian y tal vez revelar fotografías en Europa sea distinto.

También me habló de las playas que, aunque son compartidas por personas de diferentes costumbres, cada país tiene su propio sector de la misma. Es algo así como “juntos pero no revueltos”. Por ejemplo hay una parte en la que sólo encuentras mujeres, otra en la que sólo hay hombres, y una tercera en la que hay hombres y mujeres. O sea, todas las combinaciones posibles.

Pudiera parecer desproporcionado pero no se dejen engañar, por alguna razón el mundo se vuelve pequeño en la misma medida que las islas crecen. Pero siempre que sea para bien, no importa que la geografía cambie. De cualquier forma no estoy de acuerdo con las divisiones: todos juntos es lo justo. Si lo sabré yo que he tenido que soportar no poder entrar en los hoteles porque son para extranjeros al igual que las playas.

Al final de la conversación lo noté algo ofuscado porque no pudo sorprenderme. Yo le estaba demostrando que lo teníamos todo, y entonces, bruscamente me espetó en la cara:

-¿Sabes que en esos lugares hay locales donde se intercambian las parejas?

 El golpe consistió en la forma y no en el contenido de la pregunta.

-No hubo en la universidad –le dije- novia de mis amigos que antes o después no fuera mía.

No he vuelto a saber del español, al parecer le molestó que todo cuanto existe en su país también lo tengamos nosotros y hasta mejor, y eso que no pude hablarle de derechos, salud y educación. En fin, ¡quién entiende a los que no son cubanos!

 

 

 

 
 
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